Las abejas son las responsables, de alguna manera, de toda la naturaleza que podemos ver sobre el planeta: ellas son fundamentales para la reproducción de la mayoría de las especies vegetales y, en consecuencia, para que los animales que se alimentan de ellas puedan crecer. El 75% de los cultivos del mundo dependen de su polinización o la de otros insectos: es decir, sin abejas no hay vida. Sin embargo, actualmente ellas están muriendo en una proporción de un 30% anual; una tasa que representa el doble de la considerada normal.
¿A qué se debe esta mortandad acelerada? Las respuestas son muchas: la contaminación, el calentamiento global, los agrotóxicos y otros factores que tienen a los humanos como principales responsables.
Ahora, se suma una más: la fumigación indiscriminada con pesticidas que son fatales para ellas, como prevención para enfermedades como el Zika y la microcefalia: dos afecciones que ni siquiera se sabe a ciencia cierta que estén relacionadas.
¿Por qué se matan abejas intentando prevenir la microcefalia?
El Zika es una infección transmitida por mosquitos que comenzó a propagarse rápidamente por América Latina a comienzos de 2016. La enfermedad no es mortal para personas sanas, y se caracteriza por fiebre no muy elevada, exantema y conjuntivitis, síntomas que suelen durar 7 días como máximo.
Sin embargo, la alerta mundial comenzó cuando se hizo pública la información de que el Zika podría producir malformaciones en los bebés: concretamente, se pensaba que estaba detrás de los casos de microcefalia, una afección que afecta al niño de por vida y que se estaba multiplicando en países como Brasil. La alarma fue tan grave que algunos gobiernos, como el de Colombia y El Salvador, recomendaron a las parejas no buscar embarazos durante dos años, hasta que la enfermedad estuviera realmente erradicada.
Sin embargo, poco tiempo después, pero sin tanta repercusión mediática, se reveló que finalmente era posible que el Zika y el aumento de los casos de microcefalia en Brasil no estuvieran realmente relacionados. The Washington Post, por ejemplo, informó que: "Después de que los expertos examinaron los casos, encontraron que más de la mitad, o bien no eran microcefalia, o no estaban relacionados con Zika".
Al mismo tiempo, The Telegraph señaló que no era una coincidencia que los casos de microcefalia proliferaran en Brasil, lugar donde se está utilizando un pesticida llamado piriproxifeno, que podría ser la real causa de esa enfermedad, y que Colombia, a pesar de ser el segundo país con más infecciones de Zika, no registrara casos de microcefalia relacionados. El piriproxifeno es producido por Sumitomo Chemical, una empresa asociada con la multinacional Monsanto, que tiene grandes antecedentes en el uso de pesticidas que enferman a las personas.
Muchos estudios avalan estas nuevas afirmaciones y hacen notar que es necesario que, al menos, las causas reales de la microcefalia se sigan investigando. Pero todo esto no impidió que las autoridades de Carolina del Sur reaccionaran desmedidamente a los cuatro casos de Zika registrados, rociando veneno desde el cielo sobre grandes extensiones de campo en las que se encuentran, entre otras cosas, muchas colmenas.
¿Qué sucedió?
A comienzos de la primera semana de septiembre, los apicultores de la zona pulverizada encontraron a sus abejas muertas por la mañana. Había sido la primera vez que se lanzaba un aerosol desde aviones dejando a aquellas personas que habitaban en el área totalmente desprovistas de protección contra el químico.
Los aerosoles pesticidas, además de que sería mejor para la salud de las personas que fueran erradicados, deberían utilizarse entre las 9 de la noche y las 5 de la mañana, cuando las abejas se encuentran guarecidas dentro de las colmenas. Pero esta vez se hizo entre las 6 y las 8 de la noche. Los apicultores calculan que más de 2 millones y medio de abejas han muerto, además de que sus negocios quedaron arruinados.
La muerte de tal cantidad de abejas es alarmante, pero lo peor es que más preocupante aun resulta que una medida de tal magnitud como bombardear un área habitada por animales y personas sea rociada con veneno sin ninguna previsión. Y eso sin mencionar el hecho de que los medios de comunicación de todo el continente hayan estado alarmando durante meses a la población sobre la epidemia de Zika, pero luego no hayan dado importancia a la evidencia de que la enfermedad podría no causar microcefalia y no ser tan grave.
¿Por qué se bombardea desde el cielo con veneno para prevenir una enfermedad de la que siquiera se conocen las causas? Tal vez sea momento de hacernos esta pregunta, y de cuestionar la información sobre asuntos de salud pública que dan los medios de comunicación.