A un año de estar en pandemia por Covid-19 y produciendo millones de dosis todos los días, la Alianza “People’s Vaccine” informó que los países pobres aún no aplican ni siquiera la primera dosis. Mientras que la otra cara de la moneda, los países ricos, vacunan cada segundo a una persona y por lo menos el 9% de su población ya se encuentra inoculada.
Hasta ahora, la única herramienta eficaz para hacerle frente al virus que ya contabilizan 120 millones de infecciones y 1,6 fallecidos. Sin embargo, no está al alcance de todos.
¿Desigualdad en salud por poder adquisitivo?
Según la confederación internacional formada por 19 organizaciones no gubernamentales, Oxfam, la mayoría de los países pobres aún no han podido administrar ni una sola dosis. Por su parte los gobiernos con poder adquisitivo han vacunado a su población a un ritmo de un habitante por segundo durante el último mes.
Reino Unido, la Unión Europea y Estados Unidos rechazan una propuesta presentada por más de 100 países en desarrollo, que se debatirá esta semana en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La cual puede ser una salida monopolio de las empresas farmacéuticas y aumentar la producción de vacunas seguras y eficaces contra la Covid-19. Esta medida deberá ser tomada de forma urgente a fin de garantizar que los países pobres pueden acceder a dosis de estas vacunas que necesitan desesperadamente.
Con esta iniciativa se prevé que un mayor número de poblaciones vulnerables reciban dosis de las antídotos en los próximos días.
Por la fabricación de más vacunas
Más de 100 gobiernos en desarrollo liderados por Sudáfrica y la India, plantarán de nuevo a la OMC, la necesidad de una exención de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (ADPIC). Esto permitirá eliminar las barreras legales que impiden que más poblaciones y empresas productoras fabriquen vacunas. De esta manera, buscan que puedan proteger a su población y participar de la futura recuperación económica.
Uno de los focos de problemas radica en que las principales entidades desarrolladoras de los antídotos se han beneficiado de miles de millones de dólares de subvenciones públicas. Sin embargo, se ha concedido a las empresas farmacéuticas el monopolio sobre su producción, así como sobre los beneficios que generan.
Al mismo tiempo, en todo el mundo hay empresas cualificadas para producir vacunas. Pero no pueden llevar a cabo esta acción porque no cuentan con la tecnología necesaria. El fin de la pandemia para todos solo se puede lograr a través de una movilización global. La cual permita incrementar la producción de las dosis. Y aumentar de forma rápida el número de personas inoculadas.
Se necesita que las patentes a nivel global permitan acelerar la producción de las vacunas en todo el mundo. De esta manera y solo así llegará el fin del Covid-19 para todos.