Las tendencias y los medios de comunicación, por mencionar algunos factores, generan expectativas irreales respecto a los posibles resultados que podamos obtener a lo largo de la vida. Y esto se transforma precisamente en un problema y nos conlleva a ocultar los miedos y frustraciones.

¿La imagen ideal instaurada socialmente condiciona nuestro andar? Reflexionar en relación a cómo vemos la vida, qué nos hace infelices y cómo podemos entrenar buenos hábitos para comenzar a ser más sinceros y auténticos con nosotros mismos, será quizás, la inversión más poderosa para alcanzar un equilibrio armonioso.

De hecho, en los últimos años, algunas industrias han manipulado a la felicidad como una moda impuesta que, detrás esconde intereses económicos orientados a promover el individualismo, desigualdad y valores competitivos que desencadenan en más y más estereotipos.

En la búsqueda del sentido de vida es menester tomar como referencia los aportes que brindan los especialistas y profesionales de la salud. Actuar con empatía, bondad, compasión, perdón, amor y comprensión posibilitará, sin dudas, nuestra mejor versión.

¿ES POSIBLE MEDIR CIENTÍFICAMENTE EL BIENESTAR?

Alejandro Cencerrado, experto en Ciencias Físicas, le confesó a elpais.com que desde que tiene 17 años lleva un registro diario de su estado de ánimo. ¡Hoy en día analiza datos de miles de personas en el Instituto de Investigación de la Felicidad de Copenhague! Además, se destaca por sus fabulosas obras literarias, entre ellas, el libro titulado: “En defensa de la infelicidad”.

“Creo que uno de sus defectos es hacernos creer que la felicidad es simple y que depende de nosotros: eso no lo he visto en mi análisis”. Y afirmó que los datos recabados constatan que la felicidad depende de varios factores: el contexto social, el trabajo, el tiempo libre y las condiciones materiales. “Si realmente queremos tener un estado de bienestar, tenemos que empezar a preguntarle a la gente cómo se siente”, explicó Cencerrado.

Por otro lado, abrió debate en relación a las patologías mentales, crisis de confianza y sufrimientos que se desencadenan a diario. Quizás son problemas estructurales relacionados directamente con la enorme incertidumbre en las que nos movemos en nuestro día a día.

Retomando sus palabras: “Cada vez vemos más problemas de ansiedad, depresión, desórdenes alimenticios, y no sabemos qué hacer, porque medimos el progreso en base a la riqueza, que en muchos países sube mientras el bienestar baja”.

Alejandro Cencerrado. Foto: latribunadealbacete.es

“Tenemos todo lo que nuestros abuelos hubieran querido… y tampoco somos tan felices. ¿Es el progreso lo que pensábamos que era?” reflexionó el científico haciendo hincapié en que aceptar la infelicidad es fundamental.

A menudo no nos damos la posibilidad de sentir emociones negativas y esto hace que se acumulen y se transformen en un problema aún mayor. ¿Por qué debemos rotular si son buenas o malas? Pues en verdad, experimentarlas puede ayudarnos, a tomar nuevas decisiones, que en un inicio parecen más complicadas o imposibles de ejecutar.

“La felicidad tiene una dinámica extraña, tiende a ser esquiva, funciona por contraste y tendemos a acostumbrarnos rápidamente a las cosas buenas, en cambio, la insatisfacción, de hecho, es lo que ayuda a motivarnos a levantarnos de la cama cada mañana. Creo que todos deberíamos hacer este análisis, al final es positivo, porque somos muy analfabetos en lo emocional. Tenemos que aprender a compartir nuestra vulnerabilidad” concluye Cencerrado.

¿QUÉ ES LA FELICIDAD PARA TÍ? ¿ERES EL PROTAGONISTA DE TU PROPIA HISTORIA?