Se la conoce como la “enfermedad invisible” porque afecta a todas las partes blandas del aparato locomotor y no se puede diagnosticar fácilmente a través de pruebas médicas. La fibromialgia no se ve, no deja marcas en la piel ni produce heridas que otros puedan ver para identificarse.
La fibromialgia fue reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1992. A día de hoy, la fibromialgia afecta al 4% de la población y en su mayoría, casi el 90%, son mujeres.
Año a año son más las personas diagnosticadas, de ahí que se busque dar una intervención lo más globalizada posible, incluyendo cómo es lógico el aspecto biopsicosocial. Quien sufre fibromialgia debe sumar su propia enfermedad con la incomprensión social, con la sensación de sentirse invisible en un mundo que solo cree lo que ve.
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Según un trabajo publicado en la revista “Arthritis & Rheumatology” quienes sufren fibromialgia experimentan una mayor hipersensibilidad a la estimulación sensorial cotidiana.
Mediante resonancia magnética los investigadores descubrieron que ante un estímulo visual, táctil, olfativo o auditivo, las regiones de integración sensorial cerebrales sufren una sobreestimulación mayor de lo habitual.
Las personas con fibromialgia tienen un número mayor de fibras nerviosas sensoriales en sus vasos sanguíneos, de forma que todo estímulo o cambio de temperatura deriva en un dolor intenso.
Algo a tener en cuenta es que cualquier factor emocional va a incrementar la sensación de dolor en esas fibras nerviosas. Una situación puntual de estrés derivará en sobreestimulación y en dolor y, a su vez, la sensación de dolor y cansancio crónico aboca al paciente a la indefensión e incluso en depresión.
Caemos, por lo tanto, en un círculo vicioso donde una enfermedad de origen orgánico se ve aumentada por el factor psicológico. Por ello, vale la pena controlar la dimensión emocional para atenuar o al menos “controlar” el origen etiológico.
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5 Estrategias para afrontar la Fibromialgia
En primer lugar hemos de tener claro que unas mismas dimensiones no van a servirnos a todos. Debes encontrar aquellas estrategias que te van bien a ti de acuerdo a tu particularidad y necesidades. Para ello, prueba y selecciona tú mismo aquellas que te producen un mayor alivio.
Entiende tu enfermedad
Ello implica estar en contacto con especialistas, médicos y psicólogos. Necesitamos tratamientos multidisciplinares y cada uno te aportará todo el conocimiento de esta dolencia para que la “comprendas”. De este modo, estarás más seguro/a y prevenido/a.
Instaura una actitud positiva en tu vida
Sabemos que no es sencillo, pero en lugar de reaccionar ante el dolor es mejor aceptarlo y tratarlo, no deprimirnos. No dudes en hablar con personas que sufran lo mismo que tú, no te aísles ni guardes rencor a quienes te rodean.
Busca actividades que te permitan afrontar el estrés y la ansiedad
Existen técnicas de relajación muy adecuadas que pueden ayudarte. El yoga, por su parte, también puede ser muy beneficioso.
Nunca pierdas el control de tu vida, no dejes que sea el dolor quien tenga te domine
Para ello, establece instantes de ocio cotidianos por pequeños que sean. Sal a caminar y no evites el contacto social.
Atiende tus emociones, tu pensamiento y tu lenguaje
Lo que pensamos y sentimos tiene una influencia directa sobre la enfermedad. Si nos decimos frases como “no voy a poder levantarme”, “esto no tiene solución” o “ya no tengo fuerzas”, incrementarás tu sufrimiento.
Importante: Debe aclararse que Bioguía no da consejos médicos ni receta el uso de técnicas como forma de tratamiento para problemas físicos o mentales sin el consejo de un médico, sea directa o indirectamente. En el caso de aplicar con ese fin alguna información de este sitio, Bioguía no asume la responsabilidad de esos actos. La intención del sitio es solamente ofrecer información de naturaleza general para ayudar en la búsqueda de desarrollo y crecimiento personal.
Fuentes:
Fibromialgiamelilla
La Mente es Maravillosa
Psyciencia