Por la Dra. Abril D. Preatoni (@dumitie)*

La piel sensible no es una patología en sí misma, sino un estado del cutis que genera ciertas características reconocibles como sensación de tirantez, picor, ardor u hormigueo. También suele verse roja, descamada, y sufrir erupciones, despulimiento y aspereza.

Se evidencia claramente ante la exposición a agresiones externas, ya que es una piel reactiva y con baja tolerancia. Pueden afectarla el sol (los rayos UV), el frío o el calor excesivo, los cosméticos con sustancias irritantes, los jabones que alteran el pH y los contaminantes ambientales.

Otros factores que afectan a este tipo de piel son los cambios hormonales que, a su vez, reducen la resistencia a irritantes externos. También el estrés, la falta de sueño y la falta de hidratación en la dieta.

Muchos de estos factores, además, generan radicales libres lo cual debilita las defensas naturales. El común denominador es la alteración de la función de la barrera cutánea natural, generando una pérdida de agua excesiva y facilitando el ingreso de irritantes.

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¿Qué podemos hacer?

Para cuidar de tu piel sensible, es importante que le prestes atención a los siguientes factores:

Dieta

Como siempre, es el primer tratamiento que tenemos. ¡No hay que menospreciar lo que ingerimos! Es recomendable incorporar antioxidantes, como vitaminas A, C y E, y aceites vegetales de calidad. También es importante mantener una buena hidratación e introducir variedad de verduras y frutas.

Usar protección solar

No hace falta agregar mucho más sobre este punto, ¡es algo que ya sabemos de sobra!

Ten cuidado con los productos que eliges

Además de evitar los productos agresivos, deberías emplear un emoliente una o dos veces al día.

Los limpiadores sin jabón son menos irritantes, presentan un pH más favorable y resecan menos que los jabones.

Fitoterapia: extractos herbales

Estos son los infaltables para cuidar la piel de manera natural.

Extracto de avena

Tiene la capacidad de equilibrar la hidratación y el pH normal de la piel. Además, presenta importantes propiedades emolientes y suavizantes. Protege la piel y tiene efecto antiirritante y antipruriginoso, calmando y refrescando la piel sensible.

¿Ya probaste alguna máscara facial hecha en casa?

Extracto de Caléndula

Tiene efecto antiinflamatorio y cicatrizante. Esto se debe a amplios mecanismos de acción, entre los que se encuentran la reepitelización de la piel dañada, el estímulo de la síntesis de glucoproteínas y del colágeno y la potenciación de la granulación en las heridas, entre otros. Es como un hada madrina de la piel sensible.

Extracto de Rosa Mosqueta

Restablece la hidratación por su alto contenido en ácidos grasos esenciales, también regula la elasticidad cutánea, produciendo cambios estructurales en la epidermis, más concretamente en el estrato córneo, y ejerciendo una actividad regeneradora tisular.

Además, actúa profundamente a nivel de la dermis, sobre todo en las células productoras de colágeno, elastina y ácido hialurónico, responsables de la firmeza y elasticidad de la piel.

Extracto de Arándanos Negros (Mirtilo)

Es una fuente indiscutida de antioxidantes que neutralizan los radicales libres que alteran el cutis. El extracto de arándanos es un importante aliado en la prevención del envejecimiento cutáneo. Inhibe la destrucción del colágeno que el sol activa y así previene el daño causado por los rayos UV.

Venoprotectores

Todos estos productos actúan reduciendo la permeabilidad y fragilidad capilar, descongestionando la zona.

- Castaño de Indias

- Rusco

- Centella asiática

- Vitis vinifera

- Aloe Vera

Y tú, ¿cómo cuidas de tu piel sensible?

* Abril D. Preatoni es médica, estudiosa de la fitomedicina y desarrollista de Dumitié Cosmética, un emprendimiento que crea pequeños tesoros con extractos de plantas, semillas y frutos

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