Desde tiempos inmemoriales, se relaciona al corazón con los sentimientos y las emociones. Tal vez la idea surgió de los distintos síntomas en la zona del pecho que todos sentimos ante distintos sentimientos, especialmente el amor.

Pero miles de años después de que se generaran las primeras conexiones entre el corazón y las emociones, distintas investigaciones han venido a demostrar que eso tiene sustento científico.

El corazón es mucho más que un músculo que late. No sólo es, junto con el cerebro, el órgano más importante para mantenernos con vida. Sino que es, en sí mismo, un pequeño cerebro. Que, como tal, tiene inteligencia y esta se puede despertar con las técnicas adecuadas.

Dos cerebros

Un equipo de científicos de la Universidad de Montreal, dirigidos por J. Andrew Armor, descubrió la íntima relación entre el cerebro y el corazón. Básicamente, los científicos descubrieron en el corazón unas 40,000 neuronas especializadas, o neuritas sensoriales, forman una red de comunicación dentro de el corazón.

Las neuronas son aquellas células especializadas en ser estimuladas eléctricamente, para compartir información con otras células del cuerpo. La mayoría de las neuronas se encuentran en el cerebro y la médula espinal.

Pero el descubrimiento de estas células en el corazón y otros órganos, en pequeñas cantidades, proporciona una nueva percepción del profundo nivel de inteligencia y comunicación que existe dentro del cuerpo .

Básicamente, las neuritas llevan y traen información. La cantidad de estas células presente en el corazón, hace que este cumpla algunas de las mismas funciones del cerebro.

En términos simples, Armor y su equipo descubrieron lo que se conoce como el pequeño cerebro en el corazón, y las neuritas especializadas que hacen posible la existencia de este pequeño cerebro. Como dicen los científicos que hicieron el descubrimiento en su informe, "El cerebro del corazón' es una intrincada red de nervios, neurotransmisores, proteínas y células de soporte similares a las que se encuentran en el cerebro propiamente dicho".

Controlar las emociones

La función del cerebro del corazón es, según estos estudios, traducir las emociones a un lenguaje que el cerebro pueda comprender.


Así es que cualquier cambio en el corazón puede modificar, incluso, la personalidad, o la forma en la que nos enfrentamos a distintas situaciones y sentimientos.

La cuestión, ahora que se ha descubierto que el corazón es como un pequeño cerebro y tiene inteligencia, es preguntarse cómo se puede despertar la inteligencia del corazón. ¿Cuántas veces te has dicho ‘esta decisión tengo que tomarla con el corazón, y no con la cabeza’?

Pues bien, esta técnica, basada en la idea del corazón como un segundo cerebro, te ayudarán a lograrlo.

5 pasos para hacerle preguntas a tu corazón

1. Toma un momento para pensar en tu corazón

Mueve tu consciencia hacia el corazón. Así, le envías a este órgano una señal de que estás inmerso en tu mundo interior.

2. Aprende de tu respiración

Baja el ritmo de la respiración, hasta tomarte 5 segundos para inhalar y 5 para exhalar. La respiración profunda relaja el sistema nervioso y te ayudará a entrar en sintonía con tu corazón.

3. Siente profundamente

Ahora viene uno de los pasos más importantes. En ese estado de relajación y concentración al que has entrado, busca en tu interior un genuino sentimiento de cuidado, aprecio, gratitud o compasión por cualquier cosa o persona.

Lo importante aquí es que te concentres en el sentimiento más sincero que puedas. Esta acción está dirigida a establecer una conexión fuerte entre el corazón y el cerebro. Así, ambos órganos empiezan a funcionar alineados.

4. Hazte preguntas

Ahora que tu corazón y tu cerebro están alineados, piensa en la pregunta que quieres hacerle a tu corazón. Intenta que sea clara y concreta. No dejes de respirar profundamente y mantener la concentración en tu corazón mientras lo haces.

Entonces, la intuición se abre y comienza un diálogo con el cerebro del corazón. Puedes preguntarle qué significa una persona en tu vida, por qué te cuesta afrontar una situación, o lo que sea. Aquello que necesites resolver en tu interior, pregúntaselo a tu corazón.

5. Escucha la respuesta

Una vez hecha la pregunta, escucha atentamente la respuesta de tu corazón. Hay personas a quienes esta respuesta les llega en forma de palabras, otras veces en forma de sensaciones, como calor, hormigueo o zumbidos.

Anota todo lo que te provoca en el cuerpo la pregunta, pues allí está la respuesta a tu pregunta. Este ejercicio de conciencia será más fácil y eficiente a medida que repitas el proceso.

Recuerda que tú y tu cuerpo son socios únicos en el mundo. Lo importante aquí es que escuches a tu cuerpo para aprender cómo se comunica contigo y darle la oportunidad de ser escuchado.

Las mejores decisiones las tomarás siempre que escuches atentamente lo que la inteligencia de tu corazón tiene para decirte.