Estamos acostumbrados a comer alrededor de cuatro veces al día, y ese hábito, que fue formándose culturalmente a lo largo del tiempo, y tiene que ver con hechos como la regularización de los horarios de trabajo, ha llevado a que nuestro cuerpo haya tomado eso como habitual.
Sin embargo, si logramos aumentar la capacidad de registro, posiblemente percibamos que algunas veces comemos aun sin hambre, o por el contrario, que nos forzamos a no comer fuera de los horarios establecidos aunque sintamos la necesidad de hacerlo.
Los ayunos intermitentes (que combinan períodos de ayuno con otros de no ayuno, y no implican la restricción de alimentos) han demostrado aportar grandes beneficios para la salud y para algunos se vinculan más armónicamente con el funcionamiento adecuado del cuerpo, que los hábitos a los que estamos acostumbrados.
Espaciar los momentos en que se consumen alimentos, hacerlo de manera moderada e hidratarse de manera abundante han probado ser beneficiosos no solo a nivel físico y energético, sino también emocional y anímico.
Una manera muy simple de realizar el ayuno intermitente es comiendo cada 16 horas; pero no es tan difícil como parece. Solo hay que permanecer sin ingerir nada las primeras cuatro horas luego de despertarse y cuatro horas antes de irse a dormir. Con esto solo, y durmiendo un promedio de 8 horas diarias, obtendremos 16 horas diarias de ayuno.
Sin embargo, todas las modificaciones de rutinas, especialmente una tan importante y vital como la alimenticia, debe hacerse de manera progresiva y supervisada por un profesional formado lo suficiente como para acompañar a la persona en este cambio y asesorándola sobre qué es lo mejor para ella.
Algunos de los beneficios que produce el ayuno son:
1. Energiza el cuerpo
En la digestión de los alimentos, el cuerpo invierte gran parte de su energía. Al ayunar de manera consciente, esta energía puede ser invertida en otros procesos, tanto físicos como mentales. Nuestro cuerpo descansa, y en ese estado puede desintoxicarse, eliminar toxinas y activar sus propios mecanismos de autocuración.
2. Ayuda a estabilizar los niveles de insulina
El ayuno intermitente podría contribuir a prevenir o revertir los casos de diabetes, ya que aumenta la tasa de absorción de glucosa mediada por insulina.
3. Reduce la ansiedad
Es una manera de aprender a establecer una relación más desapegada con la comida. Aprendiendo a espaciar las ingestas podrás tomar conciencia de qué es lo que necesitas realmente comer y qué es aquello que ingerirías solo por antojo, o por tenerlo a mano en un momento de ansiedad.
4. Ayuda a reducir la posibilidad de padecer de enfermedades crónicas y obesidad.
Al ayunar de forma consciente, los niveles de triglicéridos disminuyen y ése es un factor clave para prevenir enfermedades crónicas como el Alzheimer y la obesidad.
Según los investigadores del Instituto del Corazón del Centro Médico Intermountain de Estados Unidos, el ayuno no sólo reduce el riesgo de enfermedades del corazón y diabetes, sino también provoca cambios positivos importantes en los niveles de colesterol de una persona.
Al respecto de la obesidad, el Dr. Benjamin D., director de epidemiología cardiovascular y genética señala que: "El ayuno causa hambre o estrés. En respuesta, el cuerpo libera más colesterol, lo que le permite utilizar la grasa como fuente de combustible, en lugar de glucosa. Esto disminuye el número de células grasas en el cuerpo".
5. Estimula la hormona del crecimiento
Según un estudio de la Facultad de Cardiólogos de Nueva Orleans, ayunar genera un incremento de más de 1.300 % de la hormona del crecimiento humano (HGH) en las mujeres, y un 2.000 % en hombres; la responsable de que, al disminuir, los signos de la edad aparezcan.
6. Apariencia más joven
Ayuda a la regulación de los radicales libres en el cuerpo, que intervienen en los procesos oxidativos del cuerpo y la decadencia celular. Además, el ayuno también inhibe la vía mTOR, que desempeña una función importante en la conducción del proceso de envejecimiento.
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