Seguramente ya conoces algunos de los beneficios del yoga: te conecta con tu cuerpo, con tu respiración, y genera una verdadera sintonía entre tu físico y tu mente. Además, también ayuda a estirar los músculos, relajar todo el cuerpo y, en última instancia, cargarte de energía.
Pero vamos a decir la verdad: no necesariamente es para cualquiera. Puede ser difícil mantener las posiciones de yoga en piso, sobre todo para quienes tienen problemas articulares o algún tipo de limitación corporal.
Por eso, cada vez es más popular el yoga acuático, que combina la técnicas del yoga tradicional con una de las mejores terapias para el cuerpo y el alma: el agua.
El yoga acuático generalmente se realiza en piletas climatizadas a buena temperatura, que permiten que el sistema circulatorio se active y que fomenta la relajación.
Beneficios del yoga acuático
Lo mejor del yoga acuático es que, en el agua, nuestro peso se reduce considerablemente, pues el agua nos sostiene. Por eso, no carga tanto las articulaciones, e incluso permite conseguir estiramientos más profundos.
Además del poder terapéutico del agua.
Los principales beneficios del yoga acuático con respecto a otros tipos de ejercicio son:
- Disminuye la tensión de los músculos.
- Disminuye la rigidez.
- Mejora las articulaciones.
- Mejora la fuerza muscular.
- Elimina las tensiones.
- Elimina el estrés
- Favorece la estabilidad emocional
- Ayuda a mejorar el sueño y eliminar la fatiga
- Ayuda a mantener el control de cuerpo y mente
Qué ejercicios de yoga acuático practicar
Por supuesto, el agua tiene un inconveniente: hay muchas posturas imposibles, específicamente toda las que se realizan sentado o acostado. Aún así, teniendo algunos elementos como flotadores y adaptando un poco ciertas posturas es posible hacer muchísimos movimientos.
Una vez que empieces, irás encontrando muchos ejercicios posibles de hacer en yoga acuático, pero para comenzar a intentarlo, estos tres son especialmente recomendados:
El árbol
Párate con las piernas levemente separadas, colocando tus manos juntas a la altura del pecho.
Luego, levanta levemente un pie y apóyalo levemente en la pierna contraria, hasta llegar al nivel de la ingle. Mantén esa posición unos 30 segundos, baja despacio y repite con el pie contrario.
El triángulo
Extiende los brazos a los costados y abre las piernas. Dobla entonces un poco los pies y mantenlos derechos, tensionando los glúteos.
Mira el pulgar de la mano contraria al pie que has doblado. Mantén la posición unos 30 segundos y repite con el otro pie.
El guerrero
La postura del guerrero es un clásico del yoga, y como se realiza de pie puedes hacerla tranquilamente en el agua.
De pie, pon la espalda erguida y los pies con unos seis centímetros de separación uno de otro. Eleva los brazos y estíralos, para que queden en vertical.
Da un gran paso al frente con la pierna derecha, dejando quieta la izquierda, e inclínate sobre la derecha, que formará un ángulo cercano a los 90 grados. Comprueba que la rodilla está encima del tobillo.
Mantén la espalda recta con los brazos en alto por unos 10 segundos y vuelve a la posición original. Luego puedes repetirlo extendiendo la pierna izquierda.
¿Te animarías a practicar yoga en el agua?
Fuentes: