* Por Ornela Garelli
Los océanos, más allá de su belleza, nos proveen de servicios ecosistémicos esenciales para nuestras vidas. Por ejemplo, los océanos tienen un papel sumamente importante en combatir el cambio climático. Según información del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU), los océanos han absorbido más del 90% del exceso de calor causado por la crisis climática. Los océanos y las especies que los habitan contribuyen a la absorción del CO2 de la atmósfera y lo almacenan por miles de años en sus profundidades, por lo que contribuyen a frenar la crisis climática.
Así también, otros servicios ecosistémicos que nos brindan son alimentos, materias primas, recursos medicinales, generación de oxígeno y purificación del aire que respiramos, además de que dan sustento a millones de personas cuyos empleos están relacionados con los mares.
A pesar de esto, los océanos globales enfrentan enormes presiones como nunca antes en la historia humana. Por ejemplo, el cambio climático está detrás de problemas como el blanqueamiento de los corales, producido por la elevación en las temperaturas de la superficie del mar, o la acidificación de los océanos, que ocurre cuando estos absorben grandes cantidades del CO2 producido por los seres humanos. Ambos problemas causan grandes daños a las especies marinas, como es el caso de los corales y la biodiversidad que albergan.
Además del cambio climático, otras problemáticas están llevando a nuestros océanos al límite, como es el caso de la contaminación por plásticos, que contribuye a la muerte de 100,000 mamíferos marinos al año. La extracción petrolera, la pesca industrial excesiva, la cual está saqueando los océanos del mundo. Deja sin alimento a comunidades costeras, y la naciente minería en aguas profundas, son otros ejemplos de actividades humanas dañinas a las que debemos ponerles un alto.
¿Cómo podemos hacerlo? ¿Cómo podemos proteger a los océanos del mundo?
En la actualidad, menos del 1% de los océanos globales se encuentran protegidos, por ello la comunidad científica recomienda que debemos alcanzar al menos el 30% de su protección para realmente contribuir a la regeneración de los ecosistemas marinos y a su resiliencia. Por esto, desde la campaña de Protege los Océanos de Greenpeace estamos trabajando arduamente a nivel internacional y en México para que se apruebe un Tratado Global de los Océanos. Este permitiría a los gobiernos proteger al menos el 30% de estos para 2030 a través de la creación de una red de santuarios marinos (áreas marinas altamente protegidas).
Este Tratado es la mejor oportunidad que tenemos para alcanzar el cambio transformador que necesitan los océanos globales, y para crear una nueva estructura global de conservación que ayude a restaurar la salud de los océanos para las generaciones presentes y futuras. Además, a través de la promoción de la ciencia oceánica y la innovación, este Tratado podría hacer frente a los más grandes desafíos que enfrenta la humanidad en la actualidad. Desde las emergencias climática y de pérdida de biodiversidad, hasta pandemias presentes y futuras, la salvaguarda de la seguridad alimentaria de miles de millones de personas y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
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Del 7 al 18 de marzo, los líderes del mundo se reunirán en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York para la última ronda de negociaciones de este Tratado. Después de casi dos años de retraso por la pandemia y cerca de dos décadas de negociaciones, es muy importante que en esta reunión, conocida como la IGC4 o Cuarta Conferencia Intergubernamental, los gobiernos acuerden aprobar este Tratado que permita poner un freno a las actividades humanas dañinas en aguas internacionales.
Para asegurar la representación de todas las voces en esta reunión, es muy importante que se garantice la adecuada participación de la sociedad civil. Recientemente se ha comunicado que debido a las restricciones por la pandemia de COVID-19 se espera que las organizaciones de la sociedad civil tengan una participación más restrictiva; sólo de escucha en transmisiones en vivo, sin la posibilidad de estar en el sitio ni de brindar sus opiniones. Lo anterior representa un precedente preocupante para la participación democrática en las Naciones Unidas y podría impactar negativamente la forma en la que se lleven a cabo las negociaciones y la fuerza misma del Tratado.
Las organizaciones de la sociedad civil representan a millones de personas alrededor del mundo. Es esencial que se les asignen los espacios necesarios para garantizar su adecuada participación, ya que las decisiones que se van a tomar en la IGC4 tienen impactos para todas las personas. Nuestras voces deben ser escuchadas. La participación de la sociedad civil debe ser garantizada de una forma segura, la misma pandemia nos ha enseñado que hay medidas alternativas para garantizarlo sin comprometer la salud de las personas.
La crisis que nuestros océanos enfrentan exige medidas urgentes por parte de los gobiernos del mundo, no hay tiempo que perder, el momento de actuar es ahora, necesitamos un Tratado Global de los Océanos este 2022.