Se han probado los posos de café en un laboratorio para determinar su uso potencial como agente de limpieza de escorrentías agrícolas comunes. Esto sugiere que, junto con el abono, el repelente de caracoles y muchos otros usos, los posos de café usados podrían proteger las fuentes de agua de la contaminación agrícola.
Limpiar agua con posos de café
El estudio analizó la bentazona, un herbicida común utilizado en la agricultura. Descubrió que cuando los posos de café se activan con cloruro de zinc, las moléculas de carbono que contiene podrían eliminar el 70% del contenido de bentazona del agua contaminada.
Cada año se producen millones de toneladas de posos de café que se envían a vertederos donde se descomponen y emiten gases de efecto invernadero.
La escorrentía agrícola procedente del cultivo de hortalizas y cereales es una de las mayores fuentes de contaminación del agua en la sociedad humana. Los productos químicos o fertilizantes se esparcen por los campos y las lluvias arrastran el exceso a los cursos de agua.
Los herbicidas, pesticidas y fungicidas destruyen las formas de vida ribereñas, mientras que el exceso de fósforo y nitrógeno provoca la proliferación de algas en bahías y estuarios, asfixiando la vida de las praderas marinas y otras especies.
Lo positivo es que jardineros, empresarios responsables e inventores de todo el mundo utilizan los posos de café para todo tipo de cosas, y el alcance de sus valores de segundo y tercer uso crece cada año.
Además de mezclarlos en abono o asegurarse de que se reciclen de manera responsable, los innovadores han tomado la composición química única del café y la han agregado al cemento, zapatos, muebles, viviendas para personas de bajos ingresos y más.
Sin embargo, cada año se producen millones de toneladas de posos de café que se envían a vertederos donde se descomponen y emiten gases de efecto invernadero.
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Un experimento
Científicos de la Universidad Tecnológica Federal de Paraná (Brasil) proponen en su estudio que los posos de café usados podrían usarse para limpiar el exceso de bentazona, que se ha detectado en algunos sistemas de agua en niveles superiores a los límites legislados por la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea.
Aunque no se identifica abiertamente como carcinógeno, se ha demostrado que la bentazona afecta la salud humana si se ingiere, se inhala o se absorbe a través de la piel.
Los autores recomiendan un experimento a escala industrial con café y bentazona, pero admiten que tiene el potencial de actuar como un componente clave en una economía circular donde el café se consume y luego se esparce por los campos como una forma de eliminar el exceso de herbicidas, al mismo tiempo que proporciona beneficios como abono.