Pisotapitas es un proyecto desarrollado por el arquitecto argentino Francisco Ribero. Consiste en reutilizar las tapitas plásticas de las botellas de gaseosa para construir mosaicos que pueden aplicarse en la vía pública, en interiores, sobre las paredes, e incluso sobre el mobiliario. La iniciativa obtuvo la aprobación del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) de Argentina.
Cada mosaico está conformado por 64 tapitas. Además de ser ecológicos, son livianos y funcionan como aislante térmico y acústico gracias al aire que queda contenido dentro de la tapa. Para su realización, se utilizan las tapas de botellas de gaseosa, que son más resistentes que las de agua. Esto se debe a que están hechas de polopropileno, un material que tarda cientos de años en degradarse.
La materia prima se obtiene de programas de reciclado, como el de la Fundación Garrahan. "Ellos las venden trituradas para fabricar otros productos, pero nosotros no las fundimos sino que las reutilizamos así como vienen. Es más, las comercializamos con la marca inscripta. Es un detalle de color", precisó Ribero en diálogo con La Razón
Movido por la preocupación por el medio ambiente, Ribero probó diferentes materiales de construcción en la línea de la sustentabilidad. La idea surgió cuando estaba terminando su carrera de arquitectura. "Un día estaba sentado en una plaza y vi que estaba llena de tapitas. Las agarré y, después de horas y horas de maquinar, vino Pisotapitas", explicó en el Canal de la Ciudad. Tras descubrir que todas tenían la misma medida de ancho y de alto, advirtió que sería posible configurar una matriz.
Cada partida es única. Las planchas se venden listas y pueden aplicarse en pisos, paredes y mobiliario. Su colocación es la tradicional: se aplican con adhesivo para cerámicos y luego se llenan las juntas con cemento. Cuando empieza a fraguar, se limpia el excedente y queda listo para ser utilizado.
Trabajar con tapitas está en la filosofía del equipo, que radica en pensar que el mundo no se acaba con uno, sino que sigue con los que vienen adelante. "La idea es dejarles un mundo mejor", señaló Ribero. Él trabaja junto a su esposa, la comunicadora social Cecilia Fortunato, en el estudio de diseño #DesignNoTrash, que produce objetos a través de la re-contextualización de elementos, optimizando recursos que aporten al mejor funcionamiento del planeta.
Mucho más que pisos
Tras advertir que las tapitas funcionan como pixeles, Ribero profundizó el proyecto para hacer murales y retratos. Así, desarrollaron una serie de piezas para la tienda del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) en las que se representó la pintura Abaporú de Tarsila Do Amaral. También realizan retratos de personajes de la cultura popular. En la misma línea, desarrollaron un sistema de cartelería sustentable realizado con las tapas y cabezas de botellas PET.