Si bien es cierto, algunos gases de efecto invernadero son naturales, siempre han existido en la Tierra; pero la cantidad de estos se ha disparado desde el inicio de la Revolución Industrial. Es decir, son los gases de las actividades de producción o consumo de bienes y servicios de los seres humanos, los que realmente han hecho un enorme daño a la sustentabilidad de los ecosistemas terrestres.
Ahora bien, hay una manera eficaz de reducir los gases de efecto invernadero, frenar el cambio climático y hacer algo para rescatar el planeta donde habitamos, para lograrlo debemos informarnos. Si la mayoría de las personas se interesara por tener un mayor conocimiento sobre este tema, sería más sencillo hacer frente al problema.
La realidad es que disminuir la huella de carbono se trata de algo que podemos hacer todos, desde las grandes industrias hasta cada ciudadano en su hogar.
Gases de Efecto Invernadero
La composición y estructura molecular de algunos gases hace de estos, cuerpos capaces de absorber calor y retenerlo, es así como se origina el efecto invernadero. Son estos gases los que se tienen en cuenta para conocer la medida de la huella de carbono.
La energía proveniente del sol está formada por ondas de frecuencias altas, que pueden traspasar la atmósfera. En la Tierra, dicha energía solar es absorbida por las plantas, las algas y otros organismos que la necesitan para su correcto funcionamiento. El restante es remitido al exterior a través de ondas con frecuencias más bajas.
Los gases de efecto invernadero (GEI) absorben esa energía remitida y la retienen, logrando que la temperatura en la Tierra aumente. Esta es la principal causa del calentamiento global. Sin embargo, no todos GEI poseen la misma capacidad de provocar calentamiento, su intensidad depende del poder de radiación y el tiempo promedio que la molécula permanece en la atmósfera.
Los GEI de origen antropológico son, de hecho, los que cuentan con más intensidad. Por ejemplo, todos aquellos que poseen flúor en su composición, los que se generan en procesos industriales, los refrigerantes, aerosoles, productos de combustión, entre otros. Aunque algunos de estos se encuentran presentes en pequeñas concentraciones en la superficie, tienen una excelente efectividad para atrapar calor.
Si las tendencias actuales no disminuyen, se presume que en un futuro no muy lejano la huella de carbono será tan grande que ni los científicos, ni los entes gubernamentales, ni los ambientalistas, ni los ciudadanos en general podrán cambiar los efectos devastadores del calentamiento global.
¿Cómo se cuantifica La Huella de Carbono?
Desde que surgió el término “Huella de Carbono” se le han dado diferentes interpretaciones, lo que condujo al desarrollo de diversas metodologías para el cálculo de la misma. En la mayoría de esos métodos se mide por la concentración de dióxido de carbono. A pesar de ello, algunos autores sugieren que para realizar una cuantificación acertada, se deben tener en cuenta todos los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera por actividades humanas.
El análisis de la huella de carbono debe abarcar todo el ciclo de vida del producto o servicio, desde las materias primas e insumos hasta el producto final.
Se determina midiendo la cantidad de cada GEI emitido para luego convertir los resultados individuales en CO2 equivalente. Así bien, la huella de carbono se expresa en toneladas de dióxido de carbono equivalentes.
En el sector industrial se suelen usar dos criterios para cuantificar la huella de carbono (HC):
HC temporal, la cual permite hacer comparaciones anuales y es normalmente utilizada por una organización.
HC para la unidad funcional, que permite comparar las emisiones de gases de efecto invernadero entre empresas del mismo sector. Este se usa en productos o servicios.
La huella de carbono se puede calcular, tanto para organizaciones y empresas, como para cada persona individualmente.
Neutralidad en Carbono
Para conseguir la neutralidad de carbono, la cantidad de CO2 emitida a la atmósfera debe ser igual a la que se retira por distintas vías, logrando alcanzar un balance cero o también llamado huella cero de carbono.
Lo ideal sería no emitir más del dióxido de carbono que pueden absorber los seres vivos fotosintéticos. En los sumideros de carbono naturales, que son los bosques, el suelo y los océanos, las plantas que allí habitan, algas, entre otros organismos, asimilan el CO2 atmosférico y lo transforman en oxígeno.
Gracias a los sumideros naturales, que absorben una gran cantidad de dióxido de carbono y producen poco, los seres humanos podemos emitir gases que contengan dicho elemento. Sin embargo, la producción de estos ha incrementado más de lo esperado, lo que ha provocado cambios negativos en los ecosistemas, creando la huella de carbono y destruyendo muchos espacios terrestres.
Para que un individuo sea neutro debe tratar de disminuir su emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Más adelante, podrás encontrar algunos consejos para lograrlo.
Protocolo de Kioto
Existen convenciones internacionales que comprometen a los gobiernos a tratar de brindar una mayor protección al medio ambiente, ya que desde hace algunos años, ha habido una creciente sensibilización hacia estos temas.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático puso en funcionamiento el Protocolo de Kioto, el cual entró en vigor en el año 2005, a pesar de que se aprobó en 1997 debido a duros procesos de ratificación. Con esto se espera enfrentar del calentamiento global usando una ruta tan sostenible como sustentable.
Con el fin de disminuir la huella de carbono y frenar el cambio climático, este protocolo obliga a los países industrializados a limitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Solo vincula a los países desarrollados, imponiéndoles cargas pesadas. Reconociendo que son los principales responsables de los actuales elevados niveles de GEI en la atmósfera.
Además, establece un sistema de seguimiento, revisión y verificación para el debido cumplimiento del protocolo en cada uno de los países comprometidos. Las partes deben presentar, a intervalos regulares, inventarios anuales de emisiones.
El objetivo es utilizar métodos en los diferentes sectores de producción, para lograr reducir un 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero, expresados en dióxido de carbono equivalente.
¿Cómo disminuir La Huella de Carbono?
Esta es una tarea que no solo pertenece a los científicos, políticos o empresarios, disminuir la huella de carbono es algo que nos corresponde a todos. Desde las grandes industrias hasta un joven en su casa cuenta con amplias posibilidades de lograr esta meta.
Para reducir tu huella de carbono puedes seguir las siguientes sugerencias:
- Utiliza el transporte público con mayor frecuencia, anda en bicicleta y no está mal caminar hasta tu destino si no es muy lejos. El producto de la quema de combustibles tiene un enorme y negativo impacto sobre el medio ambiente, ya que posee gases de efecto invernadero, como el monóxido de carbono.
- Evita vuelos frecuentes. Los aviones son el medio de transporte que deja una mayor huella de carbono, por lo tanto, si te es posible evitar viajar en estos, no dudes en hacerlo.
- Consume productos nacionales o locales, así estarás seguro de que no han sido transportados emitiendo GEI.
- Ahorra energía, dale un uso racional a los electrodomésticos, usa lámparas ahorradoras, apaga la luz cuando no te encuentres en la habitación, desenchufa los aparatos cuando no los estés usando, no dejes los cargadores conectados.
- Reduce el consumo de carne. La ganadería posee una gran huella de carbono. Es, de hecho, una actividad antropológica que emite un nivel bastante elevado de gases de efecto invernadero, ya que se trata de una fuente constante de liberación de metano.
Las tres R para disminuir La Huella de Carbono
El consumo irresponsable, las compras impulsivas, el hecho de desechar cosas a las que aún se les puede sacar mucho provecho también deja una huella de carbono. Esto debido a que en su fabricación, traslado e, incluso, en el uso que se les da, se generan gran cantidad de gases de efecto invernadero.
En este sentido, es muy importante que tú, tu familia, amigos, compañeros de trabajo y todos los que te rodean conozcan y pongan en práctica las tres R. Reduce, Recicla, Reúsa.
Cuando hablamos de reducir, nos estamos refiriendo a consumir menos, evitar hacer compras innecesarias, como objetos de moda, que terminarán en la basura más temprano que tarde. Reduce también el gasto de agua y energía, como se mencionó anteriormente. Al hacer esto agotaremos menos los recursos, generando una baja contaminación y evitando la fabricación de un excesivo número de productos, que a la larga provocarán una mayor huella de carbono.
Al rescatar algo que nos parece basura y convertirlo en un producto nuevo y útil, estamos llevando a cabo una actividad que el planeta nos agradece, reciclar. Usando la materia prima de un producto que ya cumplió su ciclo, podemos crear nuevas cosas, sin necesidad de gastos energéticos, sin generar gases de efecto invernadero y sin aumentar el volumen de residuos.
Otra actitud positiva que sin duda favorecerá tu vida y ayudará al medio ambiente, es reusar. Dale el mayor uso posible a las cosas que tienes, no las deseches si aún tienen tiempo de vida y trata de alargar este al máximo. Muchos productos pueden ser reparados o modificados para darle el mismo uso de siempre o, tal vez, uno muy distinto.
Con estas tres sencillas opciones podemos crear un equilibrio entre lo que se produce, lo que se consume y lo que se desecha. Debemos tratar de volver esto un hábito para disminuir la cantidad de basura y así, reducir nuestra huella de carbono en la Tierra.