Francia está cada vez más cerca de cumplir lo que parecía un objetivo casi imposible: no contribuir al desperdicio de las 1.300 toneladas de comida que terminan en la basura, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Solo un 1.8% de los alimentos que se producen cada año en el país se desechan. Así, ha logrado ser el que se alimenta de forma más sostenible.
Según la FAO, uno de los principales beneficios de disminuir la cantidad de desperdicios alimenticios es la seguridad alimentaria. Si bien hoy el mundo cuenta con alimentos suficientes para cubrir la demanda, la población crecerá, por lo que cualquier reducción en las pérdidas y desperdicios significará más disponibilidad en el mercado mundial. También, significaría una mayor sostenibilidad, ya que habría una reducción de emisiones de carbono y un mejor uso de los recursos naturales.
¿Cómo lo ha logrado?
Seguido por Alemania, España y Suecia, Francia encabeza el ranking del top 10 de países que menos alimentos desperdician, según el Índice de Sostenibilidad Alimentaria elaborado por The Economista Intelligence Unit y Barilla Center for Food & Nutrition. Este indice mide la comida malgastada, la agricultura respetuosa con el ambiente y la nutrición de calidad.
En 2016, Francia aprobó una ley que obliga a los supermercados a no tirar la comida que no se venda para donarla a organizaciones sociales o bancos de alimentos, que luego la distribuyen entre los más necesitados.
Además, los restaurantes proporcionan a los clientes bolsas para llevar a sus casas los restos de comida.
¿Qué hacen los demás países?
Los países que encabezan el ranking han conseguido implementar políticas fuertes y efectivas para reducir el desperdicio de comida, conservar la agricultura y la investigación y para educar en nutrición.
También han sido fundamentales el estilo de vida, el clima, la composición de la dieta y la participación de las mujeres en la agricultura para alcanzar estos logros. Sin embargo, Francia es el primer país en introducir legislación especifica sobre residuos alimentarios y busca reducir su cantidad actual a la mitad para 2025.
Alemania también ha financiado una serie de iniciativas para reducir a la mitad su desperdicio de comida para 2030. Por su lado, España ha dado algunos pasos en la misma dirección y cuenta con un 28,8% de mujeres en el sector agropecuario.
Según este indice, puede notarse que los países con una alimentación más sostenible son los mismos que cuentan con ingresos más altos, altos niveles de desarrollo, poblaciones más lentas y niveles más lentos de urbanización.
Entre los últimos puestos se encuentran India y los Emiratos Árabes Unidos que, a pesar de cumplir con los puntos anteriores, se encuentra en la última posición del ránking.
Fuentes