Si lo vemos desde el lado negativo, cada año parece ser peor que el anterior. Entre desastres naturales, amenazas de guerra y crisis económicas, el siglo XXI parece enfrentar a la humanidad con la extinción.
El constante bombardeo de información hace creer que las cosas siempre pueden estar peor, pues después de tomar conciencia del calentamiento global y la deforestación masiva, hoy la gente tiene un nuevo problema en mente: el plástico. Sin embargo, es mejor no centrarse en el problema sino en las posibles soluciones.
Con una vida relativamente corta, el plástico ha invadido el planeta y hoy no sólo es gran parte de lo que conforma la basura en tierra, sino que el mar tiene todo un nuevo continente gracias a él.
Conformado por cinco “parches”, este continente de basura formado a partir de desechos espeligrosos para la vida marítima, pero también para la vida terrestre, pues mientras más plástico haya en el mar, más probable sea que los animales lo consuman y que pueda llegar hasta nosotros.
Pequeñas pero buenas noticias
La cantidad de basura en el mar es alarmante. Sin embargo, existen proyectos que se presentan como una pequeña solución al problema mientras que llegamos a la solución final, que es dejar de producir basura.
El 8 de septiembre dará inicio una nueva etapa en el esfuerzo por limpiar el océano. Se trata del proyecto The Ocean Cleanup, que busca reducir el tamaño de estos parches en un 90 % para 2040.
¿Cómo funciona?
Aunque ha sido llamada imposible, la meta del proyecto no suena descabellada cuando se explica. Usando flotadores que recorren 600 los parches, tienen redes submarinas que permiten que el plástico no avance, mientras que las corrientes, el aire y la marea sí dejan que los peces pasen por debajo de ella.
De esta forma los flotadores, creando una U que encierra el plástico, pueden recuperar hasta cinco toneladas de plástico al mes. Se espera que pronto sean 60 unidades flotando en el parche localizado en el Océano Pacífico y que en cinco años se haya reducido en un 50 %.
Aquí puedes ver cómo funcionaría el proyecto.
Lamentablemente este proyecto no tiene la infraestructura necesaria para lograrlo solos, por eso aceptan donaciones de empresas y filántropos, pues aunque saben que no se trata de una solución permanente, sí es un llamado a la acción inmediata. Lo que ellos recojan del océano será enviado a tierra y reciclado para crear productos útiles que también llamen a la acción.
Boyan Slat, fundador del proyecto, dice que esta es una tarea necesaria, pero que debemos cambiar nuestra forma de vivir y consumir si realmente queremos que el océano quede libre de plástico, pues no importa cuánto limpiemos, cada día es más el plástico que nuestro consumo desperdicia en el mar.
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