Desde el inicio de la Revolución Industrial, hace aproximadamente 260 años, la temperatura promedio de la Tierra se ha incrementado aproximadamente 1,1° C. El cambio climático desestabiliza los ecosistemas, causa deshielos, aumenta el nivel del mar, hace que los fenómenos naturales extremos sean más extremos, y que haya más y más intensas de olas de calor.
Todas estas consecuencias no son algo que se verá en el futuro, sino que ya se están sintiendo, tanto en América Latina como en el mundo. Sin embargo, no siempre se las identifica como tales. Estos son algunos de los efectos del cambio climático en la región.
Inundaciones
Entre 1970 y 2013, las inundaciones fueron el desastre natural más frecuente, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Los expertos advierten que cada vez se vuelven más usuales e intensas.
Argentina y Uruguay experimentaron el año pasado lluvias muy fuertes en enero, lo cual causó aproximadamente 2.500 millones de dólares en daños. En Perú, las lluvias torrenciales llegaron un mes después, y las autoridades declararon a un tercio de los distritos del país en emergencia ante los daños que dejaron.
Para los peruanos, las lluvias intensas causan no solo inundaciones sino también “huaycos”, deslizamientos de tierra. Además, el país enfrenta el problema del derretimiento de los glaciares, que también incrementa el nivel de las aguas.
Sequías
El cambio climático desestabiliza los ecosistemas hasta el punto en el que, dentro de un mismo país, pueden experimentarse tanto lluvias torrenciales como sequías intensas.
El mejor ejemplo es Chile, donde los habitantes han experimentado una sequía extrema como resultado de una década de escasez de lluvias, lo que constituye su peor crisis de agua en 50 años. Más de la mitad del país está declarado en emergencia hídrica. La Oficina de Cambio Climático local calcula que las precipitaciones se han reducido en un promedio de 23 milímetros por década entre 1961 y 2018.
Diversos estudios atribuyen entre el 12% y el 25% de la responsabilidad de este fenómeno al cambio climático causado por el hombre. También hay críticas de mala gestión por parte de las autoridades, que priorizan el agua para la agricultura no sostenible. En otras palabras, no se garantiza el agua para los habitantes menos favorecidos.
México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá también enfrentan problemas de escasez hídrica.
Huracanes intensos
Si bien la comunidad científica no se ha puesto de acuerdo en cuanto a si los huracanes ocurren con más frecuencia como resultado de la crisis climática, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), considera que las condiciones de la región la hacen más vulnerable a este tipo de fenómenos naturales.
A pesar de la controversia, hay evidencia de que los ciclones de América Latina son cada vez más lentos, lo que incrementa la probabilidad de que causen más destrozos en un lugar en particular. De acuerdo a un estudio publicado en la revista Nature, se han hecho más propensos a "detenerse" cerca de la costa y a pasar muchas horas sobre dichas regiones desde mediados del siglo XX.
El aumento de los niveles del mar puede incrementar la intensidad de las tormentas que se den en el litoral. Además, una superficie del mar más caliente puede intensificar la velocidad de las tormentas tropicales y la cantidad de lluvia.
Estas consecuencias se observaron en acción con el huracán Dorian, que causó destrozos en las Bahamas.
Incremento del nivel del mar
Los dos factores más importantes son el derretimiento de los glaciares, y la expansión del agua como resultado del incremento de sus temperaturas.
Argentina, algunas costas de Estados Unidos, y sobre todo Panamá están sintiendo los efectos. En Gardi Sugdub, mejor conocida como la isla Cangrejo, perteneciente al archipiélago turístico panameño de San Blas, existe desde hace algunos años un programa voluntario de traslado a tierra firme.
Aún faltan años para que la vida de la isla se vea considerablemente afectada por el incremento del nivel del mar, pero algunos habitantes ya consideran que el futuro a largo plazo no pinta bien y deciden marcharse.
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