Crear un impacto positivo que tenga como origen el reciclado de desechos plásticos y, como destino final, el empoderamiento y la inclusión de los sectores más vulnerables. Eso es lo que buscan los fundadores de Eco Inclusión, en Argentina, y de Conceptos Plásticos, en Colombia. Estas dos organizaciones utilizan desechos plásticos para crear ladrillos con los que construyen casas y otras edificaciones con un fin educativo.

Según la ONU, alrededor de 8300 millones de toneladas de plástico han sido producidas desde los años 50 y más del 60% ha terminado en un entorno natural, como el océano o vertederos.

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Conceptos Plásticos trabaja tanto en su país de origen, Colombia, como en Costa de Marfil, en África, gracias al apoyo de Unicef. Allí los niños necesitan unas 15.000 aulas de clase.

Utilizan plástico recogido de zonas contaminadas de Abiyán para construir 500 salones para más de 25.000 niños en aproximadamente dos años. En esta ciudad se producen más de 280 toneladas de residuos plásticos cada día y solo se recicla alrededor del 5%. La contaminación agrava las dificultades de higiene y saneamiento ya existentes: la mala gestión de los residuos es la causa del 60% de casos de malaria, diarrea y neumonía en niños.

Desde Conceptos Plásticos aseguran que los ladrillos son fáciles de ensamblar, duraderos y de bajo costo. Además, son dos veces más fuertes que cualquier material de construcción tradicional y son termo acústicos, por lo que pueden usarse en climas cálidos y fríos, manteniendo la temperatura en el interior del espacio.

“Contra el agua tampoco tiene ningún problema, es completamente impermeable”, asegura Oscar Andrés Méndez, uno de los fundadores de la compañía. Agrega que, al ser un sistema que se arma y se desarma, se puede montar una vivienda o un aula en pocos días y después puede desarmarse, moverla, cambiarla de lugar o ampliarla.

En Argentina, se desechan 45.000 toneladas de plástico por día y tan solo el 30% se recupera. En este contexto, nació Eco Inclusión en Alta Gracia, una ciudad en la provincia de Córdoba, que ya lleva construidos una biblioteca, un centro y un aula. Guiados por los valores de la solidaridad y la innovación, sus fundadores Fabian Saieg y Leandro Lima, buscan llegar a todo el país.

Edifican con sus eco-ladrillos, que se ven como un ladrillo común, pero son más livianos y aislantes, según indican en su sitio web. Para crear un bloque de este tipo se necesitan 1,2 kilos de desechos plásticos o 20 botellas de 1,5 litros.

Estos emprendedores esperan que sus iniciativas inspiren a otros a involucrarse con la sostenibilidad y el manejo de los desechos plásticos, impulsando la economía circular. “Tu proyecto puede cambiar el mundo siempre y cuando trabajes duro y continúes perseverando”, recuerda Méndez.

Fuente:

ONU