En un mundo submarino lleno de sonidos naturales, la interferencia del ruido antropogénico se ha convertido en una amenaza insoslayable para la fauna oceánica.

Un mundo ruidoso bajo el agua

El entorno submarino es todo menos silencioso. Los animales marinos y los fenómenos geológicos crean una sinfonía constante de sonidos. Hace 20 años, un equipo de cineastas de la Unidad de Historia Natural de la BBC emprendió la tarea de capturar estos paisajes sonoros submarinos para la serie "The Blue Planet", presentada por David Attenborough. Transmitido en 2001, el documental mostró los océanos del mundo con una amplitud y escala sin precedentes. Este éxito fue seguido por "Blue Planet II", filmado en todos los continentes y océanos, consolidando la reputación de la unidad de filmación submarina de la BBC.

Desafíos en la recreación de paisajes sonoros

El sonido natural es esencial en cualquier documental sobre la vida salvaje para crear una atmósfera auténtica. Sin embargo, recrear los paisajes sonoros submarinos fue un desafío significativo para el equipo de sonido. A pesar de la creencia popular inspirada por Jacques-Yves Cousteau, el mundo submarino está lejos de ser silencioso, y la postproducción de estos documentales requirió un esfuerzo considerable.

Las criaturas marinas utilizan el sonido en una amplia gama de frecuencias, desde los infrasonidos de las ballenas azules hasta los ultrasonidos de los alpheidae, pequeños camarones que producen estallidos. Crear una banda sonora adecuada para los humanos implica sintonizar los sonidos que tienen más sentido para nosotros, eliminando los ruidos de fondo innecesarios, como la respiración de los camarógrafos.

La amenaza del ruido antropogénico

No todo el sonido en el fondo marino proviene de sus habitantes. El ruido de la actividad humana también viaja lejos y rápido bajo el agua. Grabaciones en la fosa de las Marianas revelan que la contaminación acústica del tráfico marítimo llega hasta esas profundidades. Con el equipo adecuado, es posible escuchar desde Europa a los grandes buques que entran y salen del puerto de Nueva York. Esta contaminación acústica ha convertido el fondo del océano en un lugar estridente e insoportable para muchas especies marinas.

Cada década, el ruido marino a bajas frecuencias se duplica, impulsado principalmente por el aumento del tráfico de buques debido a la globalización del consumo. Desde la Revolución Industrial, los ruidos humanos han invadido los océanos, incluyendo la navegación de grandes buques, prospecciones sísmicas, construcción de pilotes para aerogeneradores, operaciones militares, dragados y extracciones mineras. En los últimos cincuenta años, el tráfico marino ha multiplicado por treinta el ruido en las principales rutas de navegación.

Impacto del ruido en la vida marina

El ruido antropogénico tiene efectos negativos en los animales marinos. Muchas veces, la frecuencia del ruido se solapa con las frecuencias que los animales usan para comunicarse, perturbando su alimentación, socialización, comunicación, navegación y descanso. Los animales más sensibles pueden sufrir daños auditivos temporales o permanentes.

El cambio climático también afecta las condiciones acústicas del mar. El aumento de la temperatura del agua altera la velocidad del sonido, y la acidificación del océano reduce la absorción del sonido a ciertas frecuencias. Estos cambios pueden afectar la capacidad de los animales marinos para comunicarse y orientarse.

Contaminación acustica océanos

Investigaciones y descubrimientos

Las investigaciones de la bióloga marina Natacha Aguilar de Soto se centran en la conservación de ballenas, delfines y marsopas, así como en el impacto del ruido humano en el medio marino. Un estudio en el Mediterráneo mostró que el ruido de buques y sonares militares puede ser letal para ciertas especies, como los zifios, que reducen su alimentación a la mitad cuando un buque pasa cerca.

Otro estudio en Nueva Zelanda reveló malformaciones en larvas de vieiras expuestas al ruido. También se demostró que las larvas de langosta y otros crustáceos utilizan el sonido de la costa para orientarse, y el ruido antropogénico puede dificultar esta orientación.

Soluciones y mitigación del ruido

Para mitigar el ruido submarino, se están implementando medidas en áreas específicas. En la zona marina protegida de Cinque Terre, Italia, se otorgan permisos de navegación a los barcos más silenciosos. En Francia, la reserva marina de Cerbere-Banyuls regula los buceos nocturnos para proteger los cantos de meros y corvinas durante la reproducción. En Cap de Creus y las Islas Medas, se ha limitado la velocidad de navegación para reducir el ruido.

Una solución eficaz sería reducir la velocidad de los barcos en un 11%, lo que disminuiría tanto el ruido como el consumo de combustible y las emisiones de gases de efecto invernadero. Modificar la forma de las hélices también podría reducir la cantidad de burbujas generadas, y por ende, el ruido producido.

Estudios comparativos han demostrado que las zonas con alta actividad económica y tráfico marítimo son significativamente más ruidosas que las zonas vírgenes. En España, el Estrecho de Gibraltar es una de las áreas más afectadas, con unos trescientos barcos cruzándolo diariamente.

A pesar de la gravedad de la contaminación acústica submarina, aún no se presta suficiente atención a este problema en las políticas medioambientales. Sin embargo, con investigaciones como las de Natacha Aguilar de Soto, es probable que la sociedad empiece a tomar conciencia y a adoptar medidas para mejorar la vida bajo el mar.