* Por Viridiana Lázaro Lembrino, especialista en agricultura y cambio climático en Greenpeace México.
Es la temporada decembrina y esta época se caracteriza por las posadas, el ponche y la gran cantidad de comida que consumimos y aunque en esta temporada se requiere un poco más de esfuerzo, es importante hacer un consumo responsable no solo en estas fechas sino durante todo el año.
Algunas de las formas de realizar un consumo responsable y reducir nuestro impacto en el planeta es disminuyendo el desperdicio de alimentos, moderar nuestro consumo de carne, comprar a productores y productoras locales, alimentos sin agroquímicos y con bajo nivel de procesamiento.
Es recomendable incluir más vegetales en tus comidas, y reducir los alimentos ultraprocesados y carnes debido al impacto negativo que estos alimentos tienen en el planeta pero también en tu salud.
Recordemos que la ganadería y agricultura industrializada generan grandes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera que empeoran el cambio climático que es una de las grandes crisis que enfrentamos como humanidad- Según el último estudio del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) el sector agropecuario contribuye con el 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global.
Si no cambiamos de rumbo y transformamos nuestros sistemas alimentarios de una manera radical se prevé que las emisiones de GEI procedentes de la agricultura sigan aumentando hasta llegar al 52% de las emisiones mundiales en 2050
Es por eso que se deben tomar cartas en el asunto, y buscar mantener la integridad de los ecosistemas desde las parcelas y nuestras mesas. Esto es muy importante porque la salud ecosistémica está totalmente ligada con la salud humana.
Los alimentos son el vínculo más cercano que tenemos con la tierra. Y de ahí que la agroecología surge como una alternativa a la agricultura industrializada. ya que combina la ciencia e innovación modernas con el respeto por la naturaleza y la biodiversidad; asegura una agricultura próspera y alimentos saludables y nutritivos; protege el suelo, el agua y el clima; no contamina el ambiente con sustancias químicas, como los agrotóxicos ni utiliza cultivos manipulados genéticamente, como los transgénicos.
Además, la agroecología tiene una especial consideración por la gente (consumidoras, consumidores, agricultoras y agricultores), más que por las empresas que actualmente controlan los alimentos.
Nosotras como consumidoras y consumidores tenemos el poder y la responsabilidad de transformar el sistema agroalimentario con nuestras decisiones y exigencias. Las y los consumidores somos parte esencial de ese sistema y podemos hacer la diferencia a la hora de elegir nuestros alimentos, consumir agroecológico, directamente de los productores y reducir nuestro consumo de carne.
Pero no solo eso, también podemos exigir a los gobiernos aumentar las alternativas de consumo responsable en nuestra localidad, consumir sano e inocuo, sin agrotóxicos o transgénicos que dañan nuestra salud. Podemos unirnos a redes alimentarias alternativas, como cooperativas, colectivas, mercados de productores, entre otros, que promueven el comercio justo, la preservación de la biodiversidad y fortalecen la economía local.