El tema de la crisis climática es algo con lo que convivimos. ¿Nos hemos acostumbrado a esta situación? ¿Padecemos de abulia respecto a este tema? Vamos a comentar 10 formas peligrosas en que esta crisis afecta a la naturaleza.
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Una crisis tácita: ¿por qué no la aceptamos?
Hay bastante desidia con el atolladero ecológico. La gente sabe que hay contaminación, que los polos se descongelan, se baña en playas donde flota basura y se seca el sudor en esos meses de indebidas sequías con mucho calor.
Ante tantos síntomas de un cáncer climático: ¿por qué no reaccionamos? Seguimos nuestras vidas por este laberinto ambiental, sin consentir que estamos en un aprieto. Por eso, queremos exponer 10 indicios de la gravedad de nuestro mundo.
10 maneras en que estas crisis golpea a la naturaleza
La naturaleza acusa las cicatrices de las alteraciones del clima. En esta lista, se exponen diez (10) ejemplos de cómo el daño ambiental afecta a la naturaleza. Son cosas que experimentamos a diario, pero no les prestamos atención.
1. Los incendios forestales
Grandes incendios, que tachan hectáreas de bosques. Cada año se registran siniestros en los noticieros, como los que destruyeron buena parte de Australia y la Amazonía. Realidades de fuego que solo vemos como una anécdota, pero que no entendemos.
Los incendios forestales acaban con ecosistemas enteras. Vemos que muchos bosques desaparecen. ¿Consecuencias? Humo que daña el aire, animales que pierden su hábitat, menos árboles que mantengan el equilibrio entre oxígeno y carbono.
2. Paisajes degradados
Vemos paisajes degradados en todas partes. En las ciudades, hay quebradas y ríos sucios. Montañas depredadas por maquinaria que derrumba vegetación y tierras. Cielos que antes eran azules y ahora son grises todo el año.
Praderas que ahora son desiertos, playas rebosadas de envases plásticos, antiguas serranías que eran nevadas y ahora apenas albergan nieve. La naturaleza ha cambiado rápidamente: generaciones previas pueden testimoniarlo.
3. Incapacidad de almacenar carbono
Todos los estudios lo demuestran: los ecosistemas (mares, bosques, selvas, etc.) ya no logran retener el carbono. ¿Causa? La razón medular es la escasez de vegetación. Las plantas captan el dióxido de carbono y lo convierten en oxígeno.
Cada vez hay menos plantas en la Tierra. La consecuencia lógica es que cada vez se capta menos el CO2, el cual queda libre en la atmósfera.
4. Oleadas de calor
Desde el 2021, se han experimentado veranos con temperaturas estrepitosas. Hay zonas del planeta donde los termómetros han tocado el límite de los 50° C. Este calor inusual es innegable y es una señal que no deberíamos ignorar.
5. Aguas marinas que suben sus temperaturas
Gracias al calentamiento global las temperaturas de los mares han ascendido. Muchos peces, crustáceos, cetáceos, octópodos y otros animales marinos huyen de aguas que no se adaptan a sus metabolismos.
Pero, estos mares “calientes” suman otras contrariedades. Verbigracia, las corrientes de aguas cálidas que llegan a los polos y contribuyen al deshielo de los casquetes polares.
6. Océanos alterados
Los mares tienen un aspecto, y olor, diferente. Los pescadores lanzan sus redes y en las mallas aparecen: botellas de plástico, basura, ropas y latas. Hay pocas algas y muchos animales mueren por la ingesta de basura.
Basta con ir a alguna playa y contemplar el agua: ya no es transparente y suele tener objetos flotando. Además, los mares han cambiado su densidad y no son aptos para las espacies que los habitan.
7. Poca biodiversidad
Insectos, aves e incluso grandes animales tienen cada vez menos población. Por ejemplo: en el río Amazonas cada vez existen menos peces. Las sabanas de África ya no muestran rinocerontes o hipopótamos.
La biodiversidad ayuda a mantener el equilibrio, ya que cada especie cumple una función en su ecosistema. Este equilibrio se está extraviando.
8. ¿Restaurar los suelos?
Esta pregunta se ha formulado, ya que se desea recuperar tierras que han sido erosionadas o contaminadas. Pero, los suelos fértiles son el resultado de miles años y de un intercambio entre variables del ambiente.
Al romperse el balance de un ecosistema, los suelos no se logran recuperar. Se hacen soluciones parciales, pero que no perduran.
9. Migraciones climáticas
¡Triste realidad! Millones de personas han tenido que emigrar: las zonas donde vivían exhiben deterioros ambientales (sequías, desertificación, inundaciones, ríos envenenados, etc.). Estas migraciones son cada vez mayores.
10. El tema de la agricultura
Finalmente, sucede que antiguas zonas agrícolas han perdido su capacidad para los cultivos. Por eso, varias hectáreas de bosques se han talados para sembrar productos de consumo humano. Una situación que rompe el balance entre diversos ecosistemas.
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¿Deduces otra arista de este problema? La crisis climática es una realidad que nos negamos a asumir. Parece que tenemos un velo en la mirada, una resignación, la negación de que este problema es culpa de nosotros mismos.
Fuente: Vanitatis.