Mientras líderes y expertos buscan soluciones para reducir los impactos ambientales de la alimentación y proteger los ecosistemas, la oferta gastronómica incluye opciones de alta huella de carbono, como wraps de pollo y roastbeef, cuestionando su coherencia con el mensaje de sostenibilidad.
Desafíos del menú y las críticas a la sostenibilidad
La oferta de alimentos fue diseñada por el Centro de Eventos Valle del Pacífico y ha recibido críticas de organizaciones como Slow Food, representada por Luisa Acosta. Acosta argumenta que el menú refleja un enfoque comercial que ignora alternativas más sostenibles y diversas, como los platos basados en ingredientes locales. Aunque hay opciones vegetarianas como el falafel, y platos con raíces regionales como pasteles de yuca, el menú limita la carne solo un día de la semana. Esto ha despertado reacciones entre los asistentes, quienes esperaban un mayor enfoque en la sostenibilidad y la diversidad de la cocina colombiana.
Este tipo de decisiones contradicen los objetivos planteados en la COP16, donde uno de los temas centrales es la reducción del impacto ambiental de la producción de alimentos. La ganadería y los monocultivos, ampliamente asociados con la degradación ambiental, siguen presentes en el menú, lo que subraya una contradicción entre las discusiones y la implementación práctica de los conceptos de sostenibilidad.
La Cena de la Biodiversidad: una excepción para el paladar y la sostenibilidad
Uno de los momentos más destacados y coherentes del evento fue la Cena de la Biodiversidad, organizada por las reconocidas chefs colombianas Catalina Vélez y Jennifer Rodríguez. En esta experiencia culinaria, se resaltaron ingredientes y preparaciones autóctonas, mostrando el potencial de la cocina local para celebrar la biodiversidad sin recurrir a productos de alto impacto ambiental. La cena incluyó el viche, una bebida tradicional afrocolombiana, que se ofreció como una alternativa al vino importado, reduciendo la huella de carbono de la velada y destacando un símbolo de identidad cultural.
Este evento buscó visibilizar la gran diversidad de ingredientes locales y demostrar cómo las tradiciones culinarias colombianas pueden alinearse con los principios de sostenibilidad. Fue también un ejemplo de cómo las elecciones en la cadena de suministro pueden reflejar el compromiso con la regeneración y el respeto por los recursos naturales. La Cena de la Biodiversidad resaltó que, si bien la sostenibilidad es compleja, existen alternativas que permiten incorporar estos principios sin sacrificar la riqueza cultural.
¿Es posible un menú realmente sostenible en eventos globales?
La experiencia de la COP16 en Cali abre una discusión sobre la coherencia entre el mensaje de sostenibilidad y las acciones implementadas en estos eventos de alto nivel. Aunque la Cena de la Biodiversidad representó una oportunidad de avanzar hacia un enfoque sostenible, la inclusión de opciones de alta huella de carbono en el menú principal muestra las dificultades para alinear la práctica con el discurso en eventos internacionales. Sin embargo, iniciativas como la de las chefs Vélez y Rodríguez demuestran que una oferta gastronómica coherente es posible, siempre que se priorice la economía circular y la diversidad local.
La COP16 no solo representa un compromiso de acción climática, sino también una oportunidad de mostrar cómo prácticas como el abastecimiento local y el respeto por la cultura gastronómica autóctona pueden promover una mayor sostenibilidad en la vida cotidiana.
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