En 1995, un grupo de familias comenzó a asentarse en la región de Lagoa, en Rio Grande do Sul, Brasil, en un pueblo guiado por un espíritu natural, y muy bien organizado. Poco después, sus habitantes, muchos de ellos pertenecientes al MST (movimiento sin tierra), decidieron formar una cooperativa para trabajar colectivamente en la siembra de arroz.
Sin embargo, su experiencia estuvo marcada, al poco tiempo, por una situación muy desalentadora. Uno de los trabajadores un día se desmayó y tuvo un ataque muy grave mientras trabajaba, sin ninguna causa aparente. Luego de investigar sobre lo que había pasado con su compañero, los campesinos descubrieron que la enfermedad se debía a un efecto colateral de los plaguicidas que estaban utilizando.
A partir de ese caso, los campesinos, que ya eran alrededor de 90, tomaron una seria e irreversible decisión: desde ese momento se olvidarían de todo tipo de agroquímicos, dirían adiós al veneno en sus cosechas y emprenderían una siembra 100% orgánica.
Al comienzo, tal vez se sintieron inseguros: el cultivo orgánico entrañaba nuevos desafíos, y hacer las cosas de una manera diferente a la mayoría siempre puede ser más difícil. Sin embargo, afortunadamente su proyecto tuvo mucho éxito.
Actualmente, Coopat es una de las cooperativas más grandes de Brasil, formada por 400 familias, y también es la marca más grande de arroz orgánico de América Latina.
Estos trabajadores llevan una vida sencilla y en contacto con la naturaleza de la cosecha, del mismo modo que lo hicieron los campesinos durante siglos: sin químicos nocivos, sin modificar de forma antinatural las semillas que utilizan, y respetando los tiempos de la naturaleza y sus ciclos.
Una parte del éxito de la iniciativa tiene que ver con el apoyo estatal, ya que sus clientes más importantes son las escuelas municipales. Así, al mismo tiempo que se favorece una economía social y sustentable, el sistema educativo se asegura de que los niños de todo Brasil estén consumiendo un alimento saludable y libre de venenos
Esta cooperativa es, sin dudas, un gran ejemplo de que es posible hacer las cosas de un modo más sustentable y desde un nuevo paradigma, triunfando a pesar de las dificultades que un sistema ya armado presenta para los que desean un cambio.
Cultivar de manera orgánica es algo que todos podemos hacer en casa. ¿Por qué no comienzas una nueva huerta hoy mismo?