Cada año se produce el doble de los alimentos que hace falta para nutrir a la población mundial, pero aun así, 793 millones de personas pasan hambre.
El Día Mundial de la Alimentación se celebra el 16 de octubre de cada año desde 1979 para atacar esta situación tan penosa y crear conciencia sobre el problema mundial de seguridad alimentaria, promoviendo la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
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El desperdicio de comida es uno de los mayores desafíos para la seguridad alimentaria, y es que entre un cuarto y un tercio de los alimentos producidos anualmente para consumo humano se pierden o desperdician.
Es uno de los desafíos en los que América Latina y el Caribe tiene que redoblar sus esfuerzos, ya que un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) indica que esta región representa el 20% de la cantidad global de alimentos que se pierden desde la fase posterior a la cosecha hasta el nivel minorista, sin incluir a este último.
¿Por qué se pierde tanta comida?
América Latina y el Caribe alberga el 9% de la población mundial, pero está en el tercer lugar en el listado de pérdida de comida, superado por Asia central y del sur, y América del norte y Europa.
El desperdicio de alimentos se da cuando se descartan productos que todavía tienen valor y se asocia principalmente con la conducta de mayoristas y minoristas, los servicios de alimentos al por menor y los consumidores.
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El informe indica que las causas de la pérdida de alimentos difieren ampliamente a lo largo de la cadena de suministro de alimentos, e incluyen errores en la cosecha, condiciones climáticas adversas, los desafíos de la comercialización, la refrigeración deficiente, el proceso de envasado, y más.
En el caso de América Latina y el Caribe, la región pierde el 12% de sus alimentos desde la post cosecha hasta el nivel minorista. En el nivel minorista, se pierde el 14%.
Impacto ambiental
El informe de la FAO indica que el desperdicio de alimentos en la región deja tres tipos de huellas ambientales: una de carbono, una de tierra y otra de agua.
La huella de carbono es la cantidad de gases de efecto invernadero que se emiten a lo largo del ciclo de vida de los alimentos. América Latina es responsable del 16% de la huella de carbono mundial causada por las pérdidas de alimentos.
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La huella de la tierra es la superficie de tierra necesaria para producir los alimentos. La región representa el 9% de la huella de la tierra mundial en lo que corresponde al desperdicio de alimentos.
La huella de agua es toda el agua dulce utilizada para producir y suministrar los alimentos al consumidor final. La región representa el 5% de la huella de agua mundial.
Iniciativas
El Banco Interamericano de Desarrollo ha creado la campaña #SinDesperdicio, una iniciativa destinada a mejorar la calidad de las medidas públicas relacionadas con la pérdida de alimentos en la región.
Distintos países han puesto en marcha iniciativas para combatir la pérdida de alimentos, como el Programa Nacional para la Reducción de la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos de Argentina, o el Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos de Chile.
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Es necesario que más países se sumen a los esfuerzos para combatir el desperdicio de comida, que se cuenta en alrededor de 1.300 millones de toneladas a nivel mundial. Esto sería suficientes para alimentar a 2.000 millones de personas.
Fuentes: