Desde que la Revista Noticias publicó en octubre de 2018 una nota titulada “Mala Leche”, en la que científicos, médicos y nutricionistas tanto de Argentina como de la Universidad de Harvard ponían en duda las bondades de la leche, ha habido mucha controversia alrededor del consumo de lácteos y sus efectos en nuestra salud.

El artículo señalaba: “Cada vez más médicos y expertos en nutrición esgrimen un discurso que combina la crítica a las pautas de producción de la industria, la denuncia del lobby de las corporaciones lecheras, el embate contra los alimentos procesados y la selección de variados estudios científicos que sugieren un vínculo del consumo de lácteos con afecciones de distinta índole: desde mocos y dispepsia hasta diabetes, infartos, autismo y ciertos tumores”

Enfermedades relacionadas

Hay mucha gente que consume lácteos sin sospechar que son los que causan enfermedades como la congestión crónica, problemas digestivos, infecciones del oído o el acné, sinusitis, eczemas, dolores de cabeza y de articulaciones, alteraciones hormonales, asma, alergias, artritis. También se los vincula al riego de desarrollar cáncer.

De hecho, los síntomas o la gravedades de los síntomas de estas enfermedades (sobre todo las digestivas, inflamatorias y las de la piel) pueden desaparecer en unas 4 a 6 semanas al dejar de consumir lácteos, por lo que siempre recomiendo probar quitarlos de la alimentación durante un mes para ver si mejora significativamente la calidad de vida. Casi todos los casos son afirmativos

psoriasis

Algunas de las respuestas que he tenido de mis pacientes y que he experimentado personalmente son:

- Mejora de enfermedades de la piel (acné y rosácea)
- Mayor energía y vitalidad
- Menos sensación de fatiga y somnoliencia
- Desaparición de síntomas digestivos e inflamación
- Reducción y desaparición de migrañas
- Mejora en la calidad de la alimentación, ya que al dejar los lácteos muchas personas empiezan a probar e incluir otros alimentos haciendo su alimentación más variada y completa.

Los lácteos desde el punto de vista nutricional

Desde el punto de vista nutricional, los seres humanos adultos no necesitamos consumir leche ni ninguno de sus derivados. Es decir, que somos la única especie sobre el planeta de adultos lactantes.

La leche, ya sea de vaca o de cualquier otra especie animal, está especialmente diseñada por la naturaleza para satisfacer las necesidades de nutrientes y factores de crecimiento del lactante de esa especie, de la misma manera que la leche materna es ideal para los bebés humanos, durante los primeros meses de vida.

Cuando luego de concluida la lactancia natural, los humanos seguimos consumiendo la leche de otras especies (vacas o cabras por ejemplo), se desencadenan diferentes alteraciones en nuestra salud que van desde síntomas digestivos como hinchazón y malestar intestinal, hasta enfermedades autoinmunes, problemas en la piel y migrañas, entre otras.

mujer panza

El consumo de productos lácteos provoca un desequilibrio en nuestro microbioma intestinal, que son las “bacterias buenas” que colonizan nuestro intestino y que suelen llamarse el “segundo cerebro”. Cuando esto ocurre, se desencadena la liberación de citoquinas y una respuesta inmunitaria que resulta en alergias e inflamación, y favorece la colonización por hongos en desmedro de las bacterias beneficiosas, afectando la absorción de nutrientes. Es decir, que nos malnutrimos y puede haber deficiencias por mala absorción.

Este microbioma, cuando está sano, tiene múltiples funciones fundamentales para nuestra salud, ya que mantiene íntegra nuestra mucosa intestinal impidiendo que patógenos y alergenos ingresen a nuestro organismo y se constituye en nada menos que el 70% de nuestra respuesta inmune. También ayuda a la correcta absorción de los nutrientes que ingerimos y nos provee de vitamina K. En muchos estudios se demuestra que contribuye al buen funcionamiento de nuestro metabolismo, control del peso y la glucemia; aunque hay mucha controversia en estas últimas áreas.

Datos nutricionales concretos:

Casi todos los carbohidratos que contiene la leche provienen del azúcar, todos en forma de lactosa, que muchas personas no pueden digerir correctamente. La intolerancia a la lactosa es común en todas partes del mundo. Por lo tanto, si has sufrido problemas digestivos crónicos, es posible que los productos lácteos sean los culpables.

Casi la mitad de las calorías en la leche entera provienen de la grasa, y en los productos lácteos es tan saturada como la grasa en la carne. La leche tampoco tiene absolutamente ninguna fibra o hierro.

¿Qué sucede en cuanto a la osteoporosis, que es el tema que más interesa en lo que al consumo de leche y derivados se refiere? En su libro “Comer bien para vivir mejor” (Planeta, 2018), el médico francés Henri Joyeux encuadra a los lácteos dentro de una categoría de alimentos “acidificantes” que promueven que el calcio se escape de los huesos.

También se ha publicado que la OMS redujo la recomendación de calcio para adultos y otros estudios en los que la incidencia de fracturas no tiene ninguna relación con el consumo de lácteos; esto significa que la desmineralización ósea ocurre aún cuando se consume el calcio de la leche.

Además, se han estudiado las “casomorfinas” que son compuestos con actividad opioide que se forman como consecuencia de la digestión de la caseína (la proteína de la leche) y tienen efecto a nivel de nuestro sistema nervioso. Por su parte, el Dr. Lacoyano, pediatra argentino, define a la proteína de la leche como alergénica

acariciar vaca

Consideraciones éticas

Nos referimos específicamente a la crueldad hacia los animales. Si bien no en todos los establecimientos se trabaja de esta manera, en la gran mayoría de la producción industrial de leche a las vacas lecheras nunca se les permite pastar al aire libre, sino que están confinados a puestos reducidos en granjas industriales.

Aunque una vaca puede vivir veinte años, casi todas las lecherías sacrifican sus vacas antes de que cumplan cinco años. ¿Por qué tan jóvenes? Debido a que la producción de leche de las vacas envejecidas no puede igualar la de los animales más jóvenes. Entonces, éticamente, la principal diferencia entre la carne y los productos lácteos es que la carne proviene del ganado sacrificado, mientras que los productos lácteos provienen de vacas que serán sacrificadas.

Las lecherías inseminan sus vacas anualmente para maximizar los rendimientos de la leche. En general, estos terneros se los quitan a los dos días de edad. ¿Qué pasa con estos terneros? Los machos comúnmente abastecen a la industria de la carne. Entonces, si se opone a la cría de ganado en “feed lot”, a la jaula y el sacrificio de terneros jóvenes, sepa que los productos lácteos son los que hacen posible la industria de la carne de ternera.

Para obtener información detallada sobre las crueles prácticas agrícolas de la industria láctea, pueden consultar el libro “Mal Comidos” de Soledad Barruti, que habla de cómo funciona la industria alimentaria en Argentina.

calcio

Dejar los lácteos puede ser una opción saludable

Si bien los lácteos son una buena fuente de vitamina D (cuando está fortificada), proteínas y nutrientes como el calcio, el fósforo y el potasio, todos estos macro y micronutrientes pueden obtenerse de una dieta bien planificada, saludable y equilibrada sin lácteos.

Si estás decidido a no consumir lácteos, préstale atención a dos nutrientes: el calcio y la vitamina D.

  • Calcio

Por suerte en la naturaleza hay unos cuantos alimentos que nos aportan calcio que son deliciosos y saludables:

- Vegetales de hojas verdes, especialmente crucíferas

- El kale

- Algunas legumbres y porotos

- Cereales enteros

- Semillas

- Frutas secas

Para algunas personas, un suplemento de calcio puede ser recomendable, especialmente si hay deficiencias preexistentes y en embarazadas.

mujer sol ventana
  • Vitamina D

En cuanto a la vitamina D, en la mayoría de los países los productos lácteos son una fuente rica, pero eso solo se debe a que el gobierno requiere su adición (la leche no la contiene naturalmente).

La vitamina D se sintetiza en nuestro cuerpo al exponernos al sol, y se necesita alrededor de una hora de sol a la semana dependiendo de la localización geográfica, época del año y la cantidad de piel expuesta a la luz solar; en invierno por ejemplo, cuando estamos más vestidos, deberíamos pasar más tiempo al sol que en verano.

Si actualmente consumes muchos productos lácteos, es posible que la mayor parte de tu vitamina D provenga de ellos. Si ese es el caso, es probable que sea prudente tomar un suplemento diario de vitamina D hasta que logres tener una alimentación equilibrada que te permita cubrir todos tus requerimientos. ¡Te aseguro que no es tan dificil!

Cómo encarar el cambio

Para empezar a cambiar, lo mejor es hacerlo gradualmente y sin estresarte, estos tres pasos te pueden ayudar:

- Evalúa tu alimentación y tus posibilidades.

- Haz una prueba de 3 a 4 semanas y fíjate cómo te sientes.

- Usa alimentos de transición, como sustitutos de los lácteos para ir generando de a poco hábitos nuevos.