Nota por Antonella Balin,
Universidad de Belgrano (Argentina)
El grabado de frutas tiene sus orígenes en Tailandia y es común en otros países de Asia, como Japón o China, aunque allí se caracteriza por la elaboración de piezas representativas de flores o figuras simétricas. Esta técnica es milenaria y los primeros registros datan del siglo XIX, por lo que es considerado un arte tradicional propio de las festividades y celebraciones de la región.
Sin embargo, esculpir con frutas o verduras también puede considerarse una alternativa para elaborar platos saludables, ricos y que también serán atractivos a primera vista.
Un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck comprobó que el aspecto que tiene un plato antes de ser ingerido estimula la “voracidad” con la que éste será consumido. Es por ello que la presentación de los alimentos influye directamente en el placer con el que serán comidos, ya sea por adultos o niños.
Sin embargo, uno de los principales problemas que representan las frutas que son peladas o cortadas para esculpir es la oxidación. Para evitar esto, la técnica más utilizada es la de frotar los trozos cortados con gajos de cítricos o añadir jugo de limón o vinagre de manzana a la fruta cortada, ya que la vitamina C es un poderoso antioxidante. Envasar al vacío también es una alternativa válida, y más si el recipiente contiene agua fría junto con algún jugo cítrico. También es importante prestar atención a los utensilios utilizados, ya que si éstos están oxidados, la fruta también lo hará más rápidamente.
En cuanto a los vegetales sucede algo parecido con los procesos de maduración. Es por ello que la congelación se vuelve una alternativa posible, siempre y cuando las hortalizas congeladas no tengan alto contenido de agua, ya que ésta se cristalizará y cambiará la textura. Otra opción es escaldarlas para meterlas en el congelador: se colocan en agua hirviendo unos instantes y luego se pasan por agua con hielo. Posteriormente se secan y guardan a bajas temperaturas para su conservación.
Respecto a las frutas más utilizadas por aquellos que comparten sus obras de arte a través de las redes, la sandía parece ocupar el podio. Chefs como Valeriano Fatica o Carl Franklin Jones son ejemplos de expertos que han alcanzado cierto grado de reconocimiento en el internet mostrando sus piezas artísticas.
La complejidad de las estructuras puede variar; existen modelos de escultura tanto para principiantes como para cocineros más experimentados. También puede aplicarse en la elaboración de platos para chicos; una alternativa para que los padres logren que sus hijos incluyan más frutas y verduras en su dieta diaria.
Sin desperdiciar ni una cáscara
Aunque para algunas personas, esculpir alimentos implica un desperdicio, lo cierto es que, por el contrario, partes que usualmente se botarían a la basura, pueden aprovecharse. Trozos pequeños pueden formar detalles mínimos y creativos.
De todas formas, aquí tienes también algunas ideas para hacer con tus sobrantes, si es que deseas cocinar, por ejemplo, para un niño de manera de hacerlo divertido y saludable, sin que nada se desperdicie.
Ensalada de frutas
Recolectar los restos sobrantes de frutas y mezclarlos a modo de ensalada puede ser una alternativa fácil y rápida.
Salteado de verduras
Ésta es una opción parecida a la anterior pero se utilizan los restos de vegetales. Saltear los trozos para convertirlos en una guarnición o cocinarlos junto con otro plato es una forma de no desperdiciar.
Cáscara de naranja con chocolate
Aunque las cáscaras de naranja tiene varias aplicaciones, como el uso que se le puede dar como aromatizante por ejemplo, también pueden convertirse en un snack siguiendo los siguientes pasos:
- Corta la cáscara y enjuga.
- Pon a hervir agua en una olla durante 20 minutos y coloca las cáscaras. Este proceso se realiza dos veces con agua diferente.
- En otra olla, prepara un jarabe utilizando: 1 taza de agua, 2 tazas de azúcar y el jugo de medio limón.
- Agrega las cáscaras al jarabe y hierve todo a fuego lento durante aproximadamente media hora.
- Coloca las cáscaras en una rejilla y déjalas secar de dos a tres días.
- Derrite chocolate a baño maría y pasa por él las cascaritas.
- Deja secar hasta que el chocolate se haya endurecido.
La cáscara debe cortarse en trozos medianos y hervirse en agua natural. Una vez hecho esto, el agua estará lista para tomarse.
¿Qué estás pensando en preparar tú con lo que te ha sobrado al cocinar? ¡Usa la creatividad y reduce tus desechos!