Cocina climática: En los últimos años, sobre todo, suele hablarse de las consecuencias del cambio climático y cómo el avance del mismo propone desafíos éticos, políticos y económicos de manera urgente.

Sin embargo, no suele encontrarse información en los grandes medios de comunicación sobre la cocina climática y otras tantas temáticas que si las personas aplicaran desde su hogar podrían favorecer a disminuir las consecuencias del cambio climático y las catástrofes medioambientales.

Y es que si bien en los últimos años las personas comenzaron a tomar más consciencia con respecto a las implicancias de sus actos y los modos de producción, lo cierto es que aún queda todo por aprender y requiere grandes desafíos que debe afrontar la sociedad.

Sin embargo, en el último tiempo sobre todo se estuvo hablando mucho sobre la cocina climática y de cómo favorecería esto a las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que en este artículo nos interesa hacer un paneo sobre esta cuestión.

Antes de responder a la pregunta de ¿qué es la cocina climática? es preciso determinar algunas cuestiones sobre el cambio climático y estos gases de efecto invernadero para poder comprender la complicación del sistema alimentario que rige actualmente.

Según las Naciones Unidas se considera cambio climático a una modificación significativa del clima, por períodos prolongados que se atribuyen de forma directa o indirecta a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.

El mismo afecta a todo el mundo y altera la economía y las sociedades, al tiempo que produce grandes modificaciones en el clima. Por eso es clave saber entender los problemas que genera.

Una de las principales razones tiene que ver con el aumento de la temperatura, que se da a partir del incremento de los gases de efecto invernadero (GEI), entre los que se puede mencionar dióxido de carbono, metano, clorofluorocarbonos, hidrofluorocarbonos, óxido nitroso y hexafloruro de azufre, a partir de la industrialización y el crecimiento de las poblaciones.

Todas estas problemáticas no van a disminuir mágicamente, a menos que la sociedad haga algo para evitarlas. Es por eso que en 2015 se aprobó el Acuerdo de París, firmado por 200 naciones, a partir del cual se espera reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático manteniendo el aumento global de la temperatura por debajo del 1,5 o 2 grados Celsius como máximo, esperando evitar sus consecuencias.

Es tiempo de que las personas tomen dimensión de las consecuencias de sus actos, ya que todo está concatenado y por sobre todo, que nos replanteemos los procesos como es el caso del sistema alimentario.

Y es que el cambio climático está presente desde hace tiempo y se nota en cada fenómeno meteorológico: modificaciones en el clima como sequías severas y prolongadas, aumento de precipitaciones en ciertas regiones y disminución en otras, incremento de las temperaturas y con ella aumento de los incendios forestales, entre otros eventos.

Estos procesos fueron la consecuencia de muchas décadas en que los humanos hicieron y deshicieron a su antojo, sin medir las consecuencias que eso podría implicar y produciendo el aumento de la temperatura a nivel mundial.

Es importante comenzar a medir y reducir la huella de carbono de todos los procesos, que es la una métrica ambiental que calcula la totalidad de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas, ya sea de manera directa o indirecta, por una persona, un grupo, una empresa o muchas veces un producto o servicio.

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Las consecuencias del calentamiento global se pueden ver replicadas en diversas ciudades y cada vez con mayor frecuencia, que se debe a la gran emisión de gases de efecto invernadero que producen y de lo que ya se ha advertido se debe frenar y que si no se logran alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) las consecuencias podrían ser devastadoras.

Que mundialmente se hayan podido ver estos cambios también hace que las poblaciones tomen cada vez más conciencia y se preocupen sobre su futuro. En ese contexto es que en las últimas semanas ha tomado relevancia el concepto de cocina climática. Conozcamos un poco más de qué se trata.

¿Qué es la cocina climática?

Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con la cocina climática? Antes de comenzar a hablar de eso es necesario mencionar que según una publicación realizada por la Agencia de la ONU para refugiados (ACNUR) más de 20 millones de personas deben abandonar su hogar y trasladarse a otros puntos de su país debido a la creciente intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos.

Como se dijo, si bien las consecuencias climáticas pueden observarse en todo el mundo, hay algunas zonas en las que es peor la medición. Los cada vez más evidentes cambios sólo generan que la sociedad tome cada vez más consciencia y se preocupe y ocupe de estos temas, y con ello, comiencen a formar parte de las agendas políticas y mediáticas.

Esto, sumado a las cifras sobre los daños y las consecuencias del calentamiento global han llevado a que los gobiernos empiecen a tomar medidas drásticas para cambiar los sistemas y producciones actuales como los conocemos, entre los que se puede mencionar lo que es la cocina climática, así como un consumo responsable en general.

En ese sentido, la producción de alimentos genera un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero de las que tanto venimos hablando. Según datos de la publicación Our World Data, se estima que la huella de carbono del Sistema Alimentario Mundial representa unos 16.000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono al año.

Con ese valor, y si se hace el cálculo por habitante, se puede decir que una persona genera alrededor de 2,3 toneladas de emisiones al año para poder alimentarse. De la huella asociada al sistema alimentario cabe mencionar que el 57% corresponde a la producción de alimentos de origen animal y el 29% a la de origen vegetal.

Es por ello que no es ilógico que las Naciones Unidas hayan decidido trabajar sobre una cocina climática, al intentar un consumo responsable, reducir la huella de carbono y lograr incluir el sector en uno de sus 12 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, relacionado con el consumo y producción sostenible).

Según lo que alerta el organismo internacional, el progreso económico y social vinculado al sector alimentario ha degradado y puesto en peligro la supervivencia de la sociedad al afectar al ambiente y explotar tierras para la producción de insumos.

Por ello, si no se logra un consumo sostenible alimentario será impensada la supervivencia del planeta y la lucha contra el cambio climático. Únicamente de esta forma se logrará reducir un 55% las emisiones para 2030 y lograr cero emisiones para 2050.

Entre esos esfuerzos por lograr esto, surge lo que es la cocina climática, a partir de la cual se trata modificar los procesos de producción y alimentación para lograr un menor impacto. A partir de esta corriente se busca cuestionarse no sólo la forma en la que se producen los alimentos, sino también la manera en la que las personas los consumen.

  • Dieta plant-based: Una de las características de la cocina climática es que se trata de una alimentación basada en productos de origen vegetal, saludable y alcanzable, y pone el foco en la eficiencia a la hora de cocinar, una de las diferencias con la dieta sostenible.
  • Selección consciente. En esta corriente será clave darle importancia a la elección de los alimentos ya que inciden de una forma u otra a las emisiones generadas a partir de la alimentación. Aquí cabe mencionar que es importante evitar los procesados y ultraprocesados y todos los productos que provengan de otra parte del mundo.
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  • Disminución huella de carbono. Lógicamente, será importante considerar la huella de carbono aunque sean alimentos de la misma localidad. En este sentido, la carne por ejemplo, el café o el queso son productos que contribuyen en gran medida al cambio climático; mientras que hortalizas y frutas generan un menor número de GEI.
  • Planificación. Otro de los puntos clave de esta cocina climática da importancia a la planificación de las comidas a realizar, comprar de manera justa para evitar el desperdicio de alimentos y generación de residuos y reutilizar productos.
  • Conservación. Asimismo, a partir de esta corriente se intentan generar técnicas para que los alimentos duren más al tiempo que se logren aprovechar todas las partes de los vegetales que muchas veces son desechadas.

Ahora ya conoces de qué trata la cocina climática y qué cuestiones tener en cuenta si quieres reducir la huella de carbono. ¿Sabías sobre esto?

Fuente: Naciones Unidas, El País, Plataforma ZEO.