Hay cosas que nunca cambiarán, y no importa cuánta tecnología exista, cuántos libros leas o cuánto tiempo pases en Internet, nunca podrás conocer un lugar de forma tan pura si no lo recorres. Por eso a pesar de los nuevos distractores del siglo XXI, viajar se ha convertido en una actividad que cada vez más gente realiza.
Por eso, ante el alza de viajeros, se debe tener en cuenta ciertas “reglas de etiqueta” para no ser parte de esos viajeros que son detestados en los sitios más concurridos del planeta. No se trata de tu aspecto, ni de tus preferencias o posibilidades, en realidad la mayoría son acerca de respeto y sentido común.
Que tu investigación del lugar que visitarás sea un esfuerzo
Si amas viajar, seguramente tienes un lugar en mente del que ya conoces demasiado. Sabes cómo es la gente, qué comen, cuánto se deja de propina en los lugares y qué decir de su historia, te la sabes de memoria. Pero sin duda no es así en todos los lugares, por lo que cada vez que visites un sitio, ten en mente cuánto sabes de tu lugar favorito e intenta replicarlo en esos nuevos destinos. Entrar a una página de Internet y aprender tres palabras en ese idioma no es un gran esfuerzo.
Viaja en temporada baja a los sitios más concurridos
Por tu comodidad y la de los locales, intenta no viajar en temporada alta. Claro, esta existe porque no todos tienen la posibilidad de usar sus vacaciones en otro momento, pero realmente disfrutarás mucho más la experiencia si viajas a Barcelona cuando no es la mitad del verano. Muchos destinos concurridos dicen que no tienen temporada baja, que sólo hay temporada alta y muy alta, pero sin duda, investigando encontrarás el momento perfecto para encontrar estos lugares con el mínimo de gente.
Habla con los locales de manera respetuosa
No puedes decir que visitaste un sitio si no conociste a los locales, pero cuidado, no se trata de acercarte a los pueblos vulnerables como si se tratara de un zoológico. Acércate de persona a persona, intenta entablar una conversación aunque necesites ayuda de un traductor y no seas condescendiente. Sí, en muchos lugares puedes ayudar y no dudes en hacerlo, pero no viajes con la falsa humildad con la que mucha gente se acerca a países pobres creyendo que hacen un verdadero cambio –y que luego exhiben en redes sociales.
Respeta los usos y costumbres
Ya sea en áreas rurales o grandes ciudades, hay formas de coexistir que debes conocer. Aprende cuánta propina se deja en los bares y restaurantes, el código de vestimenta –incluso si está en contra de tus creencias, estás en un sitio que tiene una cultura distinta a la tuya y debes entender eso–, la forma de caminar e incluso ten en cuenta que hay lugares en los que señalar o apuntar con los pies es una falta de respeto.
Y recuerda: nunca te tomes una selfie en un monumento a un genocidio.
Cuida tu huella de carbono en todo momento
Un buen viajero se asegura de que producir el mínimo de basura mientras viaja. Nunca dejes nada en áreas naturales y asegúrate de reciclar todo. De igual manera, si viajas en avión, paga el costo extra para que tu huella de carbono sea neutra. Esto quiere decir que por toda la contaminación que produces al viajar en una aeronave, la aerolínea se compromete a ayudar de manera equitativa a la naturaleza.