Antes de la modernidad, las torturas contra infieles, traidores, asesinos y herejes eran cuestiones públicas. Desde los azotes en la plaza central, hasta casos terribles en los que una cruel tortura pública se convertía en el entretenimiento de un pueblo. 

guillotina

El libro “Vigilar y castigar” del pensador francés Michel Foucault comienza relatando uno de esos ejemplos:

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Es curioso que estos eventos fueran motivo para que la gente se trasladara de su hogar hasta los grandes castillos, que viajara días sólo para comprobar que el traidor recibiría su castigo y para presenciar algo que hoy es considerado una aberración que nadie, ni siquiera el más peligroso criminal, merece.

Tal vez ese es el inicio del llamado “turismo negro” o “tanatoturismo”, en el que la gente viaja a sitios en los que ocurrieron (desde hace mucho que no se va a lugares en los que están ocurriendo) tragedias. Hay algunos que buscan recrear situaciones historicas para que la gente tome conciencia de lo que se vivió, así como de lo de la situación que muchas personas tienen que vivir día a día. Pero en otros, todo se reduce a tomarse selfies frente a las tumbas. 

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¿Cuáles son esos lugares?

Auschwitz

auschwitz

El campo de concentración más famoso de la Segunda Guerra Mundial también es el más tenebroso, sin embargo es una visita casi obligada a cualquiera que visite Polonia. A pesar de que la gente suele ser en extremo respetuosa, muchas veces es sentir la vibra de todos los crímenes que ahí se cometieron lo que hacen que muchos la visiten.

Hiroshima

Hiroshima

Se cree que poco más de 90 mil personas murieron instantáneamente cuando la bomba atómica cayó sobre Hiroshima, pero el estimado de muertes totales a causa de la bomba supera los 160 mil. Hiroshima y Nagasaki constituyen los únicos lugares que han sido sometidos al terror del arma más destructiva de la humanidad, por lo que miles de personas visitan la primer ciudad cada año para comprobar si es cierto que a cierta hora del día aún se pueden ver las sombras de las personas que fueron reducidas a escombros en un instante. 

Chernobyl

Chernobyl

En 1986 vivían 14 mil personas en la ciudad, hoy sólo quedan 700 en sus alrededores. El 25 de abril de ese año la planta nuclear de Chernobyl falló y se desalojó la ciudad al día siguiente por lo que miles de personas tuvieron que dejar sus pertenencias y nadie, a riesgo de la alta actividad radioactiva, regresó por ellas. Hoy sus escuelas, parques y casas abandonadas parecen un pueblo fantasma que algunas personas disfrutan visitar con trajes antiradioactividad y cámaras fotográficas.

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Incluso lugares como Pompeya podrían entrar en esta categoría, o tal vez la zona cero de los ataques del once de septiembre en Nueva York. Lo que es incluso más extraño es la gente que paga por vivir experiencias similares a la de gente que sufrió, tal como los que asisten a una recreación de lo que se siente cruzar la frontera entre México y Estados Unidos. Una forma de entrar en los zapatos de alguien y crear conciencia, claro, pero también una extraña forma de pasar tus vacaciones.