La emotiva historia de superación de Liz Murray, una niña sin techo que consiguió graduarse en Harvard, es digna de ser contada.
La infancia de la estadounidense estuvo marcada por la adicción de sus padres a la cocaína y heroína. La falta de recursos económicos la vieron obligada a abandonar sus estudios secundarios y ayudar a su madre, quien además estaba diagnosticada por la enfermedad de VIH.
Liz hacía lo necesario para sobrevivir. Entendía, aún siendo niña, que sus padres la querían mucho pero al mismo tiempo comprendía que ellos no podían brindarle lo que no tenían. Es así que, por propia voluntad con tan solo seis años, se dirigió a un supermercado a colocar las compras en las bolsas de los clientes, a cambio de propina.
En momentos de desesperación, con su hermana interpelaban a los vecinos solicitándoles las sobras y hasta llegaron a saciar el apetito ingiriendo cubitos de hielo, pasta de dientes y bálsamos labiales con sabor.
Nacida en el Bronx, atravesó noches frías y de soledad en los barrios más duros de Nueva York. La familia Murray pasaba largos días en el metro y parques, su hogar.
El hambre y la pobreza marcaron su vida. Murray tenía en claro que las oportunidades llegarían sólo si las buscaba y entonces, se puso en marcha para juntar dinero y conseguir alimentos para su familia.
No obstante, su madre murió cuando Liz contaba con dieciséis años. Y su padre, incapaz de afrontar la situación económica y familiar, fue trasladado a un refugio para los sin techo producto de su adicción no tratada.
DE LA CALLE A HARVARD
Pudo superar la miseria y la dificultad de padecer a sus padres drogadictos. Cuando su madre falleció recibió ayuda por parte de una ONG que brindaba atención a jóvenes sin techo, les posibilitaban alojamiento, formación y lo más imprescindible, alimentación.
Un profesor del instituto alternativo, llamado Perry, observó su coraje y la llevó a que conociera con otros alumnos varias universidades. Entre ellas Harvard. Abonar la matrícula era imposible, Liz no contaba con dicha posibilidad. Por lo contrario, no se rindió y mandó su historia al New York Times, que brindaba un plan de becas para estudiantes brillantes.
¡Sin dudas, el esfuerzo tiene recompensa, todo llega para quienes luchan por sus sueños como lo hizo Elizabeth! Encontró acompañamiento y contención por parte de sus compañeros de curso al enterarse éstos que era una chica sin techo. Al volver a clase, todos se solidarizaron con ella e hicieron colectas para obtener lo básico para una vida digna.
A partir de esta oportunidad y con mucho esfuerzo logró obtener la beca de The New York Times y se matriculó en Harvard, donde se licenció en Psicología. Sus espléndidas calificaciones prontamente la llevaron a culminar su trayecto académico.
LIZ INSPIRA A JÓVENES BRINDANDO CONFERENCIAS
En la actualidad, la especialista en Psicología es convocada a conferencias impulsadas por diversas Fundaciones Internacionales de Madrid. Miles de estudiantes participan y se conmueven ante la historia de vida de Liz. Sus charlas sobre motivación personal llegan a todos los rincones.
En estos eventos se dirige a los adolescentes y los guía sobre cómo resistir las tentaciones de las drogas. También les insta a que no utilicen las dificultades de la infancia como excusa para no aprovechar las oportunidades.
¡Liz nos motiva a encontrar una mejor versión de nosotros mismos!
En una entrevista concedida al reconocido diario español ABC, Liz expresaba lo siguiente: “Intento transmitir que no importa lo que te haya pasado antes en tu vida, siempre puedes hacer algo para avanzar. Siempre se puede tomar una decisión, una decisión que cambie las cosas”.
LA RESILIENCIA COMO MÉTODO DE SUPERACIÓN
Ciertamente, la escritora y extraordinaria Psicóloga publicó su autobiografía a la que tituló "Quemar la noche" (2012) en donde cuenta su paso de ser una niña de la calle a convertirse en una oradora internacional. ¡Su obra es un éxito de ventas en Estados Unidos! Además, produjo una película conocida como "Una indigente en Harvard" (2003) donde da testimonio de su niñez y actual presente.
Elizabeth Murray nos invita a reflexionar en torno al significado de la vida. Su alentadora historia representa la de muchos de nosotros, quienes tenemos la oportunidad de crear nuestro propio destino, como lo hizo ella en medio del sufrimiento y marginalidad.
Sin dudas, es una historia de lucha y triunfo ya que logró salir adelante, a pesar de las adversidades con inmenso sacrificio y esfuerzo. Se destaca por ser una persona resiliente, capaz de transformar las adversidades y dolores en oportunidades y acciones.