Se lo conoce como a un hombre que ha producido extensos textos, importantes pensamientos y una síntesis de la Teología. Tomás de Aquino, sacerdote dominico, murió hace exactamente 750 años, el 7 de marzo de 1274. Es considerado uno de los pensadores más destacados de la teología cristiana. ¿Se trata de un saber medieval, tan solo válido en el pasado? En absoluto, afirma Andreas Speer, catedrático de Filosofía de la Universidad de Colonia.
El académico de 66 años subraya la contribución de Santo Tomás de Aquino a los debates actuales, ya sea mediante una retórica clara o el rechazo tajante de la desinformación. En una entrevista concedida a Deutsche Welle (DW), Speer -que también es director del Instituto de Investigación de Tomás de Aquino, de la Universidad de Colonia- también se refiere a los amplios horizontes del filósofo medieval. "La filosofía del milenio que hoy llamamos Edad Media reflejaba básicamente el mundo en torno al Mediterráneo. Era multilingüe, era multiétnica, era multirreligiosa", explica.
Contra la resistencia de la familia
¿Quién era Tomás de Aquino? Nació a principios de 1225 en el castillo de Roccasecca, a unos 120 kilómetros al sureste de Roma, en el seno de una familia noble. Como era habitual en la época, sus padres querían que su hijo tuviera una educación y una carrera, preferiblemente en el importante monasterio de Montecassino. Pero Tomás se opuso y se convirtió en fraile dominico, aspirando a una vida como monje mendicante. Quería, dice Speer, "volver a un modo de vida cristiano radical".
Tomás abandonó sus ciudades de aprendizaje y estudio, Bolonia y Nápoles, para entrar en el emergente mundo académico. Se trasladó a París, estudió en la aún joven, pero ya muy respetada, universidad de esa ciudad y, en 1248, se mudó a Colonia con Albert von Launingen, que más tarde se haría famoso como Alberto Magno (hacia 1200-1280). Pronto se convirtió él mismo en profesor académico, enseñando -como primer catedrático de su orden- en París, y luego en Roma y Nápoles. Según Speer, Tomás de Aquino se convirtió en lo que hoy se conoce como un "intelectual".
Hasta el siglo XX, Santo Tomás fue una estrella del pensamiento teológico. Su obra más famosa, la inacabada "Suma de Teología", sirvió de modelo para toda la teología y modeló el pensamiento de la Iglesia católica hasta ya bien entrada la Edad Moderna.
"¡Piensa primero, luego habla!"
Aunque el pensamiento de la Ilustración superó al de Santo Tomás, el filósofo Speer sigue viendo muchas cosas que todavía hoy pueden tener efecto e impacto. Incluso en tiempos de palabras cortas y concisas en las redes sociales, pueden aplicarse las palabras de Santo Tomás: "¡Formula con precisión, atrévete a pensar!" Y: "¡Piensa primero, luego habla!". "Tomás perfeccionó el estilo de debate de la época con la precisión de su pensamiento. A menudo formulaba sus ideas de forma sofisticada e inteligente, pero directa y en un formato muy breve, casi de la extensión de un TikTok", dice el filósofo Speer.
¿Y las fake news, que hoy son moneda corriente? "En cuanto a las fake news", dice Speer, "Tomás sería extremadamente crítico. Cualquiera que mienta deliberadamente y difunda opiniones falsas está contradiciendo básicamente la razón humana. La razón estaría en contradicción consigo misma. Para él, etse es uno de los peores delitos que puede cometer una persona".
Speer hace hincapié en un aspecto del aniversario de Tomás: la amplitud de pensamiento. Tomás también sabía "que esta Europa no era el centro del mundo", dice Speer. Todo ello podría ser motivo de reflexión para que "esta Europa, que ahora se está aislando, se replantee y comprenda lo que significa el pensamiento global".
Fuente: DW.