La forma en que uno decide lucir es una elección personal y cada individuo tiene el derecho de hacerlo de la manera que le haga sentir más cómodo y auténtico.
Así comienza Coral Sánchez la historia de su proceso de aceptación personal, quién además comparte que todo ha sido posible gracias al apoyo que ha recibido de su novio.
Las expectativas de género en la apariencia física de las personas no deberían ser una regla, ya que cada individuo tiene el derecho de formar una identidad propia y única. La decisión de cómo se ve cada uno es una elección personal que no debería estar dictada por los estereotipos sociales.
Existen personas que desafían las ideas convencionales de la apariencia y la expresión de género, sobre todo en la actualidad, donde los convencionalismos se borran cada día más. De esta manera, algunos hombres pueden sentirse más cómodos con una apariencia más femenina, mientras que algunas mujeres se sienten más cómodas con aspectos masculinos de su apariencia.
Además, hay personas que, debido a condiciones genéticas, desarrollan características físicas que no se corresponden con su género asignado al nacer, como es el caso de Coral Sánchez, una mujer de 29 años que tiene una barba y bigote poblados en su rostro, lo que no es común en las mujeres.
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Coral ha enfrentado muchos comentarios negativos debido a su barba, lo que refleja los prejuicios que aún existen en la sociedad. Durante mucho tiempo se sintió acomplejada por su condición genética, hasta que con el tiempo, aprendió a aceptarse a sí misma, y no dejarse disminuir por los prejuicios de los demás.
“Creo que comencé a afeitarme porque era lo que debía hacer. Me animó a esconderme. Me daba cuenta de que otros niños hacían comentarios sobre mis pobladas patillas. Realmente retrocedieron y se disgustaron contigo. Eso apesta como un niño de nueve años para sentir esa vergüenza”, contó Coral a Daily Star.
En resumen, la historia de Coral Sánchez nos muestra la importancia de aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos, sin importar las expectativas sociales o de género. Es vital recordar que la apariencia física de una persona no define su valor o personalidad, y que cada individuo tiene el derecho de decidir cómo quiere verse y sentirse en su propia piel. Al apoyarnos y respetarnos a nosotros mismos y a los demás en sus elecciones de apariencia, podemos ayudar a crear una sociedad más inclusiva y tolerante.
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Fuente: Upsocl