Transformar la vida de otra persona puede resultar toda una utopía. Pero, no se necesitan héroes o heroínas de cuentos de hadas para ayudar a alguien que lo necesita. Pensar que "no podremos cambiar su realidad por completo" puede dejarnos en la inacción, pero saber que podemos hacer mucho con poco, ¡puede hacer la diferencia! A veces solo hace falta transformar el enfoque,la manera en que miramos lo que tenemos delante...
Para alguien que tiene la posibilidad económica, tener anteojos es una cuestión médica, de salud, e incluso hasta estética. Pero, para otros, puede significar la posibilidad de poder leer un documento, la etiqueta de un alimento, los subtítulos de una película... Cosas cotidianas y que, sin embargo, se dificultan mucho en casos en lo que la prioridad, siempre es poder llenar el plato de comida.
Unos años atrás, investigadores de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Estados Unidos) se preguntaron si sería posible eliminar la distancia en el rendimiento de lectura entre estudiantes de menor y mayor poder adquisitivo si a los primeros se les daban los anteojos que necesitaban y no podían comprar.
El resultado fue que la lectura mejoró a partir de que los estudiantes pudieron acceder a ellos. Es decir que no se trataba en todos los casos de un tema educativo, sino en un problema de salud; y que mejorándolo, el rendimiento escolar lo hacía solo. De hecho, algunos estudios de la última década sugieren que los estudiantes que se desempeñan mal en la escuela son diagnosticados erróneamente con trastornos del comportamiento o necesidades de educación especial cuando el responsable es su poca visión.
A partir de esto, en Estados Unidos se implementó el Programa "Visión para Baltimore", una clínica móvil que visita escuelas para determinar si los niños necesitan anteojos y brindarles un par si es que lo precisan.
En América Latina también existen iniciativas de este tipo, como la de Programa Semillas, una organización argentina de microfinanzas que brinda créditos alternativos al sistema financiero tradicional para emprendimientos o viviendas, en 35 barrios vulnerados del Conurbano Norte. Pero además, realizan jornadas de salud, como la organizada a comienzos de septiembre en el colegio Santo Domingo Savio (Beccar), donde, a través de la articulación con Fundación Zambrano y con los ópticos del laboratorio "Óptica Raúl", más de 300 personas fueron atendidas y revisadas de forma gratuita para detectar si necesitaban anteojos y facilitárselos al costo, o bien financiárselos.
[Lee más sobre la historia de Paula Franco, fundadora de Semillas, aquí]
Además, la jornada contó con la presencia de 7 fundaciones y/o entidades más, como CONIN, que midió y pesó a niños de hasta 5 años; Cruz Roja, que brindó un taller sobre RCP, y otras entidades que controlaron la presión arterial, y midieron la glucemia, entre otros servicios de salud.
Bastaba con ver la alegría de los médicos atendiendo, y de las familias siendo cuidadas para comprender que cambiar el foco de la mirada a veces puede ser la clave para construir una realidad diferente, con más oportunidades y un vínculo más empático y amoroso capaz de acercanos cada vez más.