Desde los tiempos en que el filósofo Aristóteles hablaba de la excelencia hasta la actualidad hay mucho camino recorrido; un camino con muchos baches puesto que el comportamiento y la conducta humana suele huir de las responsabilidades en grandes dosis. En ese sentido, en la población mundial son numéricamente muy pocas las personas que viven en estado de excelencia permanente.
Y aquí aparece la duda: ¿es posible lograr esto, constantemente? Aunque se suele hablar en lenguaje cotidiano de ‘ser perfectos’, en realidad eso no existe, al menos en este plano físico. Sí es posible alcanzar la excelencia en cualquier ámbito.
Hay alguien que se dedica a estudiar las condiciones para que las personas logren su máximo nivel de excelencia en su vida personal y profesional. Se llama Kumar Mehta, y desde hace años comparte sus visiones sobre los rasgos de personas de rendimiento óptimo y excelencia puesta a prueba de todos los desafíos del mundo.
Este investigador del Centro para el Futuro Digital de la Universidad del Sur de California es autor del libro “Los excepcionales” con una bajada tentadora: ‘Cómo los mejores se convierten en mejores, y tú también puedes’.
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La pregunta es: ¿qué tienen en común quienes brillan por su excelencia y se destacan en diferentes campos? No es sólo una cuestión de actitud, lo cual, definitivamente, sí importa y forma parte del proceso, sino de cierto hábito en la forma de hacer las cosas, sostenido en el tiempo, que permite expandir los talentos hasta el nivel óptimo de calidad.
Un concepto para acercarnos a la excelencia cotidiana
Como te lo he contado hasta aquí, este asunto parece una tarea titánica, de una autoexigencia extrema y esfuerzos permanentes para alcanzar la meta de la excelencia.
Sin embargo, el investigador introduce un concepto que resulta interesante: la “microexcelencia”, basada en pequeños actos cotidianos que provocan cambios minúsculos y que, en el tiempo, ayudan a obtener resultados de notable calidad.
Veámoslo de esta forma: ¿qué pasaría si, todos los días, mejoras un 1% a la vez? Es lo que se llama generalmente la regla de ganancias marginales, y que es posible aplicarla para lograr los objetivos que te planteas.
Esta idea parte de que la mayoría de las personas se plantean grandes metas, y dan pasos de gigantes para alcanzarlas. Generalmente se frustran en el intento. Porque el secreto está, claro que sí, en tener metas desafiantes, y la clave es ir dando pequeños pasos consecutivos, firmes, determinados y persistentes hasta lograrlas.
En una entrevista con la BBC, Metha compartió que “transformarse en una persona excepcional significa separarse del resto. Puede tratarse de alguien de talentos notables y fama mundial como Michael Jordan, Serena Williams o Michael Phelps, aunque también se refiere a personas de cualquier nivel.” Y añade que “las personas excepcionales avanzan afilando los detalles más mínimos que los llevan a la victoria. Y además del talento y su trabajo, tienen una red de apoyo que les permite seguir adelante tras sus metas.”
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6 formas de aplicar la microexcelencia diariamente
Si bien no todos tenemos los mismos talentos, sabemos que hay inteligencias múltiples, que según Howard Gardner son ocho: lingüística-verbal, física-cinestésica, lógica-matemática, espacial, musical, interpersonal, intrapersonal y naturalista. Hay distintas versiones de esto, porque, como sabes, “cada maestrito con su librito”.
Lo importante es detectar de antemano cuáles son tus verdaderos talentos y cómo explorarlos (y explotarlos) al máximo. Aquí, algunas pistas para aplicar la microexcelencia en tu vida desde hoy en adelante:
1. Alinea tu talento con tu carrera
Esto significa que vas a potenciar tus fortalezas y sus habilidades como el camino más seguro a alcanzar el rasgo de la excelencia. Mi maestro John Maxwell explica que, para mejorar, necesitas dedicar el 80% del tiempo en hacer mejor lo que ya haces muy bien; otro 15% en aprender habilidades para mejorar ese 80%; y el 5% restante lo dedicas a trabajar en tus debilidades. Es decir que NO se necesita corregir todas las debilidades para ser excelente y desplegar tu potencial.
2. Detecta cuáles son tus elementos de la excelencia
Metha explicó que hay ciertos dones que vienen dados desde que naces, que serían un 50% de la ecuación. Si a eso le sumas un 25% de esfuerzo y otro 25% de los elementos facilitadores como creer en ti, el ambiente y la gente de la que te rodeas, el sistema de apoyo, la microexcelencia y el compromiso, vas a lograrlo, dice el autor.
3. Pon tu atención en cosas muy pequeñas que marcan la diferencia completamente
Un rasgo de la microexcelencia es dirigir intencionalmente la atención a aspectos que, para el resto, pasarían desapercibidos o los considerarían menores. “Es un foco sistemático con precisión quirúrgica”, asevera. Es decir, que este tipo de personas evitan permanentemente poner atención en aspectos irrelevantes para sus objetivos: simplemente, los dejan pasar.
4. No se trata sólo de ti
La microexcelencia requiere de una red de apoyo; todas las personas excepcionales la tienen. Por ejemplo, una familia que apoye irrestrictamente tus inquietudes, un grupo de amigos que te alienten y colegas, coaches y mentores que te acompañen e inciten a mejorar aún más.
5. Divide tu actividad en pequeños componentes
No se trata de grandes segmentos de tareas a realizar, sino dividirlas en decenas de fragmentos. Cada una de esas partes influyen en el resultado final. Evalúate en la ejecución de cada micro parte de tus acciones midiéndote en una escala de uno a cinco. Si estás por debajo de cinco, aún necesitas trabajar en la micro excelencia sostenida para alcanzar el cinco en todos los eslabones.
6. Identifica lo que haces bien y lo que no
Es justamente en las áreas donde no sacaste buen puntaje donde aplicarás la microexcelencia. Al ir mejorando esas “micro áreas” de acción, vas escalando los peldaños para maximizar tu potencial.
«Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito» es una conocida frase del filósofo Will Durant, inspirado en Aristóteles. Como te has dado cuenta, la microexcelencia es un hábito repetido en cada micro partícula de acciones que es posible mejorar y pulir con precisión, para alcanzar un rango mayor de calidad superior en todo lo que haces.
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