La sociedad actual tiende a plantear estándares globales cada vez más altos, con niveles de autoexigencia y productividad casi inhumanos, con esto me refiero a que se busca que una persona pueda hacerlo todo al mismo tiempo y bien. Sin embargo, no estamos diseñados para tales hazañas por lo que estos ideales llegan a tener un costo muy alto en más de un ámbito de nuestras vidas.
Hoy quiero que conozcas sobre u concepto de la cultura japonesa que tiene miles de años de antigüedad. Se lo conoce como wabi-sabi. No tiene traducción literaria, pero se refiere a la belleza que yace en la imperfección. Atesora las marcas de la edad y la individualidad tanto en las cosas como en las personas. Se lo plasma al reconstruir lo roto con uniones bañadas en oro, para que de esta forma se resalte la falla. Abrazando así la existencia misma, con todas sus potenciales falencias.
Se cree que este concepto está vinculado con el Budismo, ya que éste último considera que la sabiduría proviene de estar en paz con lo incierto, el potencial sufrimiento y las experiencias que la vida pone en nuestro camino. Cuando internalizamos esta idea, comprendemos que no siempre las cosas salen como queremos y que eso está bien de igual manera.
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Pero, ¿cómo llega a consolidarse esta idea? Alrededor del siglo XII llega a Japón la filosofía Zen Budista, acompañada de un monje llamado Elsai y como puedes imaginar al estatus quo no le agradó para nada esta idea, ya que planteaba que la vida es cíclica y que mediante la meditación se puede llegar a un entendimiento de la trascendencia y vacíos propios.
Varias décadas después en el siglo XIV tanto la palabra wabi (侘)como sabi (寂) comenzaron a utilizarse con una connotación más positiva. Wabi pasó a significar una melancolía anhelada de estar en soledad con uno mismo. Y sabi denotaba desde entonces marcas de edad, o de uso que hacía que un objeto sea más valioso, una bienvenida a los signos que el tiempo deja a su paso de manera noble.
Se empezó a llevar a la práctica con la ceremonia del té, acto que realizaban los monjes de la época con la finalidad de meditar, ya que las autoridades japonesas de ese momento no estaban de acuerdo con estos ideales se apoderaron de dicho ritual y lo tergiversaron. Los Shogün del momento utilizaron la ceremonia del té para desplegar sus colecciones de vajilla china y así empezar a marcar jerarquías entre ellos
Para volver a las raíces de lo que este hecho simbolizaba, Elsai decide incorporar vajilla artesanal local y enseñar a sus estudiantes a contemplar la Luna llena sabiendo que esta necesitó ser nueva para llegar allí, además de que mutará pronto hasta desaparecer y comenzar su ciclo nuevamente.
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Un centenario más tarde, las tradiciones japonesas se unifican, manteniendo a esta ceremonia como parte de sus conocimientos. Conservando la esencia de las enseñanzas detrás de la imperfección. Buscando promover una asimilación pacífica de la incertidumbre y de la verdadera libertad, aquella que se da cuando empezamos a aprender del proceso.
Si ya conocías sobre este término, cuéntame si ya la has puesto en práctica. Si es nuevo para ti, compártenos tu experiencia cuando decidas comenzar. Estoy a tus órdenes para respaldar tu proceso para una vida con más wabi-sabi y menos frustración, visita mi página web para conocer más sobre mi y también puedes encontrar mi programa de transformación A•D•N en la sección de cursos. ¡Nos vemos pronto!