Seguramente este vaso que ves aquí te parezca muy similar a cualquier otro que puedas encontrar en un kiosko, fiesta de cumpleaños, consultorio, o cualquier otro lugar. Pero en verdad, aunque parezca igual que todos, hay algo en él que te sorprenderá.
El diferencial está en cómo está hecho. Este vaso que ves está creado a partir de componentes naturales (como el azúcar de la caña de azúcar, del almidón de una papa, del almidon de maíz, entre otros); por eso está hecho de "Bioplástico". Y cuando lo tiras, ¡se convierte en agua y dióxido de carbono!
¿Cómo? Porque las bacterias y los hongos lo descomponen y en 180 días, ya no existe. ¿Puedes creerlo? ¡No es magia! Es así como funciona la naturaleza.
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¿Te imaginas el impacto que esto genera?
Piensa que de los 350 millones de toneladas de plástico que generamos en el mundo por año, más del 75%se usa en packaging o descartables, es decir, que tienen una vida útil de menos de una hora. De hecho, en los últimos 10 años, producimos más plástico que en toda la historia.
Si esto sigue así, en los próximos 30 años vamos a triplicar esta cantidad de plásticos que provienen del petróleo, los que no se descomponen y pueden permanecer "vivos" durante miles de años.
Ésta es la gran diferencia con el bioplástico del que está hecho este vaso que ves aquí. Conserva todas las propiedades del plástico, que lo hacen ser un material tan fácil de moldear y utilizar para muchísimas cosas, pero con el diferencial de que no comprometen el futuro del ambiente.
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¿Cuál es el ciclo de vida del Bioplástico?
¡Es circular!
En sí, los plásticos son cadenas de carbono, pero en el caso de los convencionales ese carbono se obtiene de un recurso fósil; y en el caso del bioplástico, de la atmósfera.
Una planta “sucuestra” el carbono del aire y lo convierte en azúcar. Ese azúcar puede provenir de la caña de azúcar, del almidón de la papa, de maíz, de residuos en cervecerías, ect.
Por un proceso industrial que consiste en la fermentación, se convierte en pellets que son los que se usan como materia prima para la industria del plástico.
Pero, a diferencia del que nace del petróleo, el bioplástico se convierte en agua y dióxido de carbono por la acción de hongos y bacterias que lo reconocen como comida, por eso es compostable.
La diferencia es que en su reciclado la energía y el agua que se usan son naturales (la lluvia, el sol, el viento, los insectos). Cuando usamos carbono fósil y se quema o biodegrada terminamos liberando carbono que no estaba y eso contribuye al calentamiento global; en cambio, cuando las plantas fabrican azúcar, el carbono lo obtiene del aire por eso cuando se libera cuando se quema o descompone, el aporte es 0, porque liberamos lo que sacamos (carbono neutro).
Entonces, si puede usarse como insumo para muchas de las industrias que trabajan con plástico, ¿qué hacemos que aún no estamos aprovechando lo que la naturaleza nos aporta? ¡Estamos a tiempo!