Ser madre o padre es, para muchas personas, lo mejor que les pasó en la vida. Para otros, lo que da sentido a su vida es viajar.
Pero la maternidad o paternidad y conocer el mundo no tienen por qué ser caminos opuestos, como queda demostrado en muchos casos, como el de la odisea de una pareja y sus cuatro hijos que recorren el mundo en un automóvil de 1928, o la familia que demostró que recorrer el mundo con un niño es posible.
Morgan Brechler y su hija Hadlie, de solo tres años de edad, están recorriendo juntas el continente desde que Hadlie tenía solo 18 meses, y demuestran una vez más que la maternidad es compatible con cumplir todo tipo de sueño.
Para Morgan, quien fue madre con solo 22 años, su vida comenzó cuando Hadlie nació, y de esta forma se convirtió en un ejemplo para todas las mujeres que tienen miedo de ser madres porque no saben si podrán continuar haciendo todo lo que desean, o para las madres que quieren emprender una aventura pero tienen miedo de hacerlo con sus pequeños.
Morgan y Hadlie recorrieron juntas el Gran Cañón en Arizona, Joshua Tree en California, y varios lugares de México y Hawaii.
Juntas exploran paisajes, escalan montañas, acampan en contacto con la naturaleza y, sobre todo, comparten juntas actividades increíbles, que forjan entre ellas una relación sumamente especial.
La pequeña mochilera de solo tres años quizás no recuerde todos los viajes que ha hecho a tan corta edad, pero Morgan se encarga de registrar cada momento para mostrárselos luego.
Además, está segura de que su hija, aunque no pueda recordar cada detalle, crecerá llevando en su alma estas increíbles experiencias, y se convertirá en una niña valiente y amante de la naturaleza.
Hadlie comenzó a "escalar" antes de los 18 meses, practicando con ayuda de su mamá en un muro especial, de modo que para ella trepar las rocas es tan común como caminar, y con la compañía cercana de su madre nunca corre ningún peligro.
Morgan cuenta que eligió esta forma de vida porque quería darle a su hija un claro mensaje: "Toma el mundo, es tuyo, y no tengas miedo, porque estaré a tu lado en cada momento".
Madre e hija no se lanzaron directamente a escalar montañas, sino que comenzaron por pequeñas caminatas cerca de Arizona, el lugar en el que viven, y cuando Morgan se dio cuenta de que Hadlie disfrutaba de la vida en la naturaleza tanto como ella, decidió que ambas estaban listas para dar el siguiente paso.
El modo de vida que conoce la pequeña Hadlie es muy diferente al que tendría si vivieran todo el tiempo en la ciudad: cuando está de viaje junto a su madre, aprende cómo es vivir sin Internet, televisión, teléfonos ni comodidades.
De esa manera, Hadlie conocerá modos alternativos de vida, para elegir cuando crezca cuál es el que prefiere. A la niña le gusta dibujar, jugar con animales y explorar nuevos lugares, y su madre la acompaña con amor y cariño, en este gran recorrido que están emprendiendo juntas.