Lucía Gorricho es una profesora de geografía que este año tomó horas en una escuela en Sierra de los Padres, una localidad de unos 4 mil habitantes que es parte del sistema montañoso de Tandilia, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. La localidad se encuentra a unos 150 metros sobre el nivel del mar, y allí la vegetación es muy diversa. Se pueden apreciar pastizales, monte y bosque. Por eso, en los márgenes de la localidad se pueden encontrar campos productivos en los que se cultivan diferentes frutales. Los que mejor crecen a esa altitud son los de frutillas.
Según cuenta Lucía en su blog, hay varias agro-empresas operando en la zona que han recibido diversas denuncias por parte de organizaciones sociales y ambientales que señalan situaciones de semi-esclavitud y el uso de agroquímicos como parte del paquete tecnológico de producción.
Como parte de su trabajo, Lucía fue citada, una mañana, a tomar examen a una estudiante de 14 años que debía una materia. En caso de aprobar, pasaría de año y, de lo contrario, debería recursar. Sin embargo, cuando llegó el momento, la alumna dijo que no había podido estudiar, y "que no sabía nada".
Como el director le había comentado que la adolescente se esforzaba mucho por estar en la escuela, Laura decidió intentar ayudarla. La animó preguntándole qué temas habían visto en geografía el año anterior, y pidiéndole que hablara del que se acordara. Pero la alumna se quedó callada. Ante la insistencia de la profesora, le respondió, en voz baja, que no había podido estudiar porque no tenía cuaderno ni carpeta.
Laura podría haber puesto una calificación baja a la alumna, ella hubiera repetido el año y así hubiera terminado la historia. Pero Laura conocía el contexto de los estudiantes y sabía que, probablemente, esa niña, o su familia, trabajaban en el campo y sabían muchas cosas, aunque no las hubieran aprendido necesariamente en la escuela. Por eso, le dio otra oportunidad.
"¿Sabes algo de las frutillas?", preguntó Lucía. Entonces, contó que su alumna abrió muy grandes sus ojos. "Sí, de eso sí". Entonces, Lucía escribió dos consignas en la hoja. Preguntas que podría haber hecho a cualquiera de sus alumnos, porque tenían que ver con los contenidos de la materia:
1) Describir en detalle una actividad económica.
2) Mencionar los aspectos más importantes de algún país de América Latina.
La alumna era, como muchos otros trabajadores del campo argentino, boliviana. Entonces, cuenta Lucía en su blog, que comenzó a escribir, y le entregó tres hojas, en letra prolija, con la evaluación escrita con más entusiasmo que ella hubiera leído en su carrera.
La profesora transcribió en su blog algunos fragmentos del examen, que demuestran que la alumna, como todas las personas, tenía mucho que decir y conocimientos que compartir; aunque no los hubiera aprendido necesariamente en clase:
"En la frutilla trabajan aproximadamente 200 personas que cosechan la fruta, limpian el campo, sacan las hojas, sacan la maleza, tienen que carpir. Ahora pagan más que antes aun mejor, pagan todo lo que hacen si carpean, limpian la cunita, etc. Algunos niños trabajan ahí aproximadamente de la edad de 13 años para arriba y algunas embarazadas también pero no hacen tanto esfuerzo o si no, no trabajan. Eso depende de ellas. A veces lo hacen para ayudar a sus maridos. (...)
Las frutilla se cosecha en cunitas en un carrito y un balde. El balde es para descartable y la cunita es para armar caja. Eso se llama embalada. A mí me gusta embalar y armar cajas y claro, a la frutilla se le pone esa cosa rara en las plantas. Las riegan con un tubo que está debajo del plástico. Lo ponen los tractores."
"Bolivia me encanta porque la primera vez que fui me encantó. Cuando es de noche todas las luces se encienden de todos colores y yo escucho tambores y cosas así como una banda porque mi casa está en una montaña.
En Bolivia hay montañas chicas y en la escuela les dan uniformes. ¿Sabía que en el jardín de niños estudian las lineas, los cuadrados, triángulos y números?
La gente del campo vive en casas de barro y paja y lo único que comen es chuño y mate y cuando es cumpleaños de alguien de la familia comen seco que significa arroz con papa y ensalada y carne seca y queso de vaca y de desayuno arroz con leche y buñuelo. Todo eso lo cocinan en una clase de horno a la parrilla y yo me sé el nombre pero no sé cómo se escribe.
La gente, más bien las mujeres, tienen que ir con ropa lavada desde su casa hasta que llegan a un río caminando y la ropa la llevan en un aguayo en la espalda. Más o menos lo que tienen que caminar es desde aquí hasta Sulema para enjuagar la ropa."
La adolescente recibió la calificación que necesitaba para pasar de año y volvió a su casa feliz. Ahora está cursando el año siguiente, y a veces se encuentra a Lucía en los pasillos del colegio.
Su historia se viralizó en las redes sociales, e hizo reflexionar a muchas personas acerca de los métodos que utiliza la educación tradicional, que muchas veces no contempla el contexto y la realidad que viven los estudiantes, y sobre todo, que a veces no tiene en cuenta que, algunas cosas, simplemente no pueden aprenderse dentro de cuatro paredes.