Nuestra forma dehablar dice mucho acerca de nosotros. Las palabras que elegimos tienen unimpacto enorme en nuestras relaciones, decisiones, acciones y por ende, en losresultados y reacciones a nuestro alrededor.
La palabra puede convertirse en una poderosa aliada. Pero al mismo tiempo, pasar la vida repitiendo lo que los demás nos enseñaron sinprocesar nuevas y propias ideas es una forma de desaprovechar nuestra existencia.
No hace falta cambiar por completo la forma en la que hablas y mucho menos la forma en que piensas. Sin embargo, según el profesor Bernard Roth de la Universidad de Stanford hay un truco para lograr gran parte de lo que quieres en la vida con tan sólo cambiar dos palabras.
1. Cambia "pero" por "y".
2. Cambia "tengo" por "quiero".
El poder del “Y”
Las excusas son la trampa de nuestra sociedad. No sólo sirve para evitar eventos y reuniones indeseadas, también nos hacen sabotearnos sin darnos cuenta. Muchas veces deseamos algo aunque tenemos que hacer otra cosa, es ahí cuando llega la palabra PERO: “Quiero ir al cine, pero tengo que trabajar”. ¿Qué pasaría si solamente cambiaras el pero por y? “Quiero ir al cine y tengo que trabajar”.
Según Roth: “Cuando utilizas la palabra pero creas un conflicto, a veces una razón, que en realidad no existe”. Limitantes que te alejan de una realidad posible. Sabes que puedes ir al cine, pero al tener que trabajar descartas otra posibilidad. Si en lugar del pero usas "y", puede que te obligues a trabajar más rápido, cortar distractores, delegar trabajo o ver una película distinta a la que querías, pero ir al cine será posible.
Querer es poder
“No tienes qué, quieres hacerlo”. Así me dijeron durante muchos años y la verdad es que tienen razón. No digas: "tengo que hacer ejercicio", di "quiero ejercitarme más".
Tampoco es la mejor opción decir "tengo que bajar de peso", ni "tengo que ver más a mi familia". Si es algo que seseas, cambia el "tengo" por que "quiero". "Quiero pasar más tiempo con mis amigos, así que lo haré".
Quiero demuestra que eres responsable de tus acciones y así, si pasas tus días estudiando algo que detestas o en un trabajo aburrido, no puedes decir que tienes que hacerlo para tener un mejor futuro, sino que lo haces por que quieres.
Si quieres aventurarte a hacer algo arriesgado, es porque quieres, nadie te obliga. Roth explica que el ejercicio es efectivo para que las personas tomen consciencia de lo que hacen en su vida, incluso lo que encuentran desagradable porque lo han elegido.
El ingeniero de Stanford cuenta en su libro “The Achievement Habit” que durante unos años tenía una junta a la misma hora todos los días y que siempre llegaba tarde. Cuando se dio cuenta de que todos los que dependían de él llegaban antes y él siempre ponía excusas, cambió sus hábitos y se obligó a llegar temprano. Dejó de culpar al tráfico, su familia u obligaciones y simplemente hacía las cosas porque quería. Nunca más volvió a llegar tarde a ningún lado.