El 8 de julio, cuando se encontraba disfrutando del festival musical BST en Londres con su hermana, a la joven británica de 25 años Gina Martin le tomaron una foto por debajo de la falda sin su consentimiento. Notó que los dos hombres a su lado se comportaban de forma extraña, la miraban de arriba abajo y se burlaban de ella entre sí.
Después notó que uno de los dos veía en su teléfono la foto de la entrepierna de una mujer, tomada debajo de su falda. Ella reconoció la ropa interior que llevaba puesta y fue entonces cuando se dio cuenta de que esa entrepierna era la suya, y que le habían tomado la foto sin su permiso.
Gina logró quitarle el celular y llamar a la policía, que lo detuvo y lo obligó a borrar la foto, pero no tienen forma de acusarlo porque lo que hizo no se considera un delito en Inglaterra. Según la cadena BBC News, los oficiales fueron amables y uno de ellos le dijo que “uno debe poder ir con una falda a un festival de música donde hace 30 grados y que nada de esto le ocurra”, pero luego le dijo que era muy poco probable que pudieran hacer algo al respecto, principalmente porque ella tenía ropa interior puesta, lo que hace difícil penarlo legalmente.
En medio de la frustración y la impotencia, Gina se dio cuenta de que había sido víctima de lo que llaman upskirting, un problema que se vuelve cada vez más visible. Pero ¿qué es?
Y es algo que no ocurre solo en Inglaterra. En abril de este año, MSN News informó que un ingeniero filipino grabó un video debajo de la falda de una mujer en Singapur. Luego de ser detenido, se descubrió que tenía más de 30 videos similares.Países como Escocia, Australia, Nueva Zelanda y algunos estados de Estados Unidos lo consideran un crimen. En Nueva York los “upskirters” pueden pasar hasta 4 años en prisión.
Desde el incidente, Gina Martin se ha dedicado a que el upskirting sea considerado un crimen sexual en Inglaterra y no una mera molestia. Para esto, inició una petición en el Care-2, sitio apoyado por activistas de distintas causas, y ya tiene más de 56.000 firmas.
Y es que la causa de Gina es justa. Por su naturaleza, el upskirting es un crimen fácil de disimular, por lo que debe haber víctimas que aún no saben que sus fotos o videos están rondando alguna de estas páginas de internet. Puede ocurrir sentada en un bus, subiendo las escaleras o en el salón de clases.
A Gina le han dicho que “no fue gran cosa” y que la policía debe ocuparse de cosas más importantes. Pero desde su punto de vista el upskirting debe ser considerado un crimen, porque atenta contra los derechos de las mujeres, más allá de faltarles el respeto. ¡Apóyala compartiendo esta causa!