Al menos 270.000 niños refugiados llegaron a Europa durante 2015 escapando de la guerra en Siria y de otras zonas en conflicto, y más de 26.000 de ellos estaban solos, sin familiares y sin ningún adulto que cuidara de ellos mientras intentaban migrar buscando una esperanza en un continente desconocido, según datos de la ONG Save the Children.
Pero aunque esas cifras ya son alarmantes, no son las peores: 10.000 de esos niños que migraban sin compañía a Europa se encuentran actualmente desaparecidos según la Oficina Europea de Policía (Europol). Fueron registrados al ingresar a Europa,pero luego el Estado perdió su rastro por completo.
¿Dónde están esos niños? Puede que algunos pocos se hayan reunido con sus familiares sin que las autoridades lo supieran, y su registro se haya perdido cuando pasaron de un país a otro.
Pero la Europol expresó su preocupación por que la gran mayoría se encuentre en manos de organizaciones de tráfico de personas, de bandas de narcotraficantes, de redes de trata, estén siendo sometidos a la explotación sexual o al trabajo esclavo o incluso sean víctimas del tráfico de órganos.
Se estima que casi la mitad del total de estos niños desaparecidos se pierde en Italia, donde al menos 5.000 menores fueron registrados para que luego se perdiera su rastro; y que cerca de 6.000 menores refugiados están desaparecidos en Alemania. Unos 100 han desaparecido en España. Otros han sido registrados por última vez en Suecia, Grecia o Turquía.
Ellos vienen de Siria, Afghanistán, Argelia, Eritrea o Marruecos. Muchos vieron a sus padres morir, o no llegaron a conocerlos. Algunos suben a botes sobrecargados siendo apenas bebés y cuidados por sus hermanitos apenas unos años más grandes.
Muchos mueren antes de llegar a Europa, la tierra en la que creen que estarán a salvo. Pero incluso los que lo logran siguen desprotegidos, y más de un tercio de ellos termina desapareciendo a merced de grupos delictivos que se apropian de ellos con los peores fines.
Se cree que "toda una insfraestructura criminal paneuropea", relativamente nueva y muy sofisticada, tiene a los menores refugiados como objetivos, por lo fácil que resulta capturarlos, atrayéndolos con promesas cuando se encuentran desesperados, y porque prácticamente nadie los busca después. El mayor grupo criminal podría tener su epicentro en Hungría o Alemania y habría aparecido alrededor de dos años atrás.
Como si todo esto fuera poco, desaparecer es la peor de las suertes que estos niños pueden correr, pero no la única. Recientemente, por ejemplo, se reveló que algunas de las marcas de ropa más famosas del mundo, como las españolas Zara y Mango o las británicas Marks & Spencer y Asos, emplean en Turquía a refugiados mayores o menores de edad, muchos de ellos niños, que trabajan más de 12 horas al día en condiciones precarias, prácticamente de esclavitud. Así, la promesa de un futuro lejos de la guerra se convierte para ellos en un nuevo calvario.
Organizaciones como Missing Children y la misma Europol se encuentran buscando a los niños desaparecidos, pero con menos recursos de los necesarios y prácticamente sin éxito. Aunque las denuncias y el conteo de la cifra de desaparecidos data de enero de 2016, casi llegando al final del año casi nada se habla de los 10.000 niños desaparecidos, y muy pocos se preocupan por su paradero.
¿Cómo puede ser que el mundo entero los ignore? ¿Qué pasaría si, en lugar de niños sirios, los desaparecidos fueran alemanes, ingleses o de cualquier país de Europa? ¿Hasta cuándo millones de niños tendrán que vivir escapando?