La artista de Hollywood, Jamie Lee Curtis ha visto y ha vivido en primera persona el daño que pueden ocasionar las cirugías plásticas y sostiene que espera que la gente empiece a pensar un poco más antes de modificar su apariencia, solo para adaptarse a las modas estéticas del momento.
En una entrevista con Fast Company, la preguntaron a Jamie sobre los estándares de belleza de su industria, por lo que confiesa:
"Probé la cirugía plástica y no funcionó. Me hizo adicta al Vicodin. Ahora llevo 22 años sobria. La tendencia actual de rellenos y procedimientos estéticos y esta obsesión por los filtros y las cosas que hacemos para ajustar nuestra apariencia en Zoom, están acabando con generaciones de belleza".
También hizo referencia que las redes sociales tienen mucha influencia en la autopercepción de los seres humanos en relación a lo físico y estético, y que las comparaciones con los demás no ayudan en lo más mínimo. Comparó que esta situación es como darle una motosierra a un niño pequeño.
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"Una vez que te fastidias la cara, no puedes recuperarla".
La artista estadounidense expresó que no conocemos el efecto longitudinal, mental, espiritual y físico, en una generación de jóvenes en agonía debido a las redes sociales, debido a las comparaciones con otros. "Todos los que tenemos la edad suficiente sabemos que todo es mentira. Es un peligro real para los jóvenes ".
Curtis previamente contó sobre el pequeño procedimiento estético que se realizó en 1989 y que la hizo adicta a los analgésicos. Entonces explicó: “Naturalmente, tenía los ojos hinchados. Si ves fotografías mías de cuando era niña, parece que no he dormido. Siempre he sido así. Cuando rodé una escena en una sala de tribunal con ese tipo de luz fluorescente alta y desagradable, y llegó el momento de grabar mi escena, el camarógrafo dijo: 'No voy a grabarla hoy. Tiene los ojos demasiado hinchados".
Ese comentario desafortunado del camarógrafo la hizo sentir "horrible y muy avergonzada" hasta el punto que decidió someterse a una "cirugía plástica de rutina para eliminar la hinchazón".
Y fue entonces cuando comenzó a desarrollar su adicción al Vicodin. "Yo estaba salvajemente controlada por mi adicción a las drogas y el alcohol", admitió. “Nunca lo hice cuando trabajaba. No tomé drogas antes de las cinco de la tarde. Jamás tomé analgésicos a las 10 de la mañana. Solía ser a esas horas, entre tarde y temprano por la noche; me gusta referirme a esa época como la sensación de un baño caliente con opiáceos... perseguí esa sensación durante mucho tiempo ", concluyó.
Fuente: Vanity Fair.
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