Cuatro investigadores franceses descifraron una carta escrita en 1547 por Carlos V a su embajador en Francia, un "excepcional" descubrimiento que aporta luz sobre las relaciones entre el Sacro Imperio Romano Germánico y el reino dirigido por Francisco I.
Para lograr esta proeza de descifrar cinco siglos más tarde una sucesión de símbolos "ininteligibles" fueron necesarios seis meses de trabajo de criptógrafos en el laboratorio lorenés de investigaciones en informática (LORIA), asociados con una historiadora de la universidad de Picardía, explicaron los expertos el miércoles en Nancy (este de Francia).
La misiva, olvidada desde hacía siglos, se encontraba en la colección de la biblioteca municipal Stanislas de Nancy.
Cécile Pierrot, criptógrafa del LORIA, escuchó hablar por primera vez en 2019 de una "carta encriptada" de Carlos V, también Carlos I de España (1500-1558), por azar durante una cena.
La investigadora pensó que se trataba de una leyenda, pero cuando dos años después le volvieron a mencionar la existencia de ese documento, quiso saber más.
A finales de 2021 vio por primera vez la misteriosa e incomprensible carta que lleva la firma del emperador y está dirigida a su embajador Jean de Saint-Mauris.
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Comenzó entonces el trabajo para descifrarla. Cécile Pierrot analizó largamente la misiva y clasificó por "familias distintas" los cerca de 120 símbolos utilizados por Carlos V. Luego contó cuántas veces aparecía cada uno y observó las combinaciones que podrían repetirse.
Criptografía e informática
Junto a otros dos investigadores del laboratorio, Pierrick Gaudry y Paul Zimmermann, decidieron recurrir a la informática para "acelerar" el trabajo.
No se trató de inteligencia artificial, sino de seres humanos que "plantearon las preguntas correctas al ordenador", señaló la criptógrafa.
Avanzaron "de a pequeños pasos", porque el código utilizado por Carlos V es diabólico.
Además del número importante de símbolos, "palabras enteras están encriptadas con un sólo símbolo" y vocales precedidas de una consonante están marcadas con diacríticos, una inspiración probablemente venida del árabe, explicó Cécile Pierrot.
Otro elemento desconcertante es que el emperador utilizó "símbolos nulos", que no quieren decir nada y sirven para inducir a error al adversario que intentase descifrar el mensaje.
La revelación llegó finalmente en junio cuando Pierrot logró aislar una sucesión de palabras en la carta. Para ello, los tres criptógrafos de Nancy convocaron a Camille Desenclos, especialista tanto en criptografía como en relaciones entre Francia y el Sacro Imperio Germánico en el siglo XVI.
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La historiadora les ayudó a encajar las piezas del rompecabezas, al contextualizar la carta para entender mejor las alusiones.
Fuente: DW