En su libro “El poder de ser flexible”, el psicólogo italiano Walter Riso distingue tres tipos de enfoques mentales a la hora de enfrentar la realidad y los problemas.
Esto implica que la forma en la que abordamos las cosas tiene que ver, en parte, con la manera en la que funciona nuestra mente.
La capacidad de adaptación, la seguridad en nosotros mismos y la forma en la que nos relacionamos tienen que ver con el tipo de enfoque mental que nos caracteriza.
Los tipos de mente que se pueden tener son tres: mente rígida, mente líquida, y mente flexible. Te describimos detalladamente cada una… ¿Puedes reconocer cuál es la tuya?
Mente rígida
Este tipo de enfoque mental se caracteriza por la imposibilidad de cambiar comportamiento, creencias u opiniones, incluso habiendo pruebas contundentes de que debería hacerlo.
Por eso, la capacidad de adaptación es sumamente pobre.
Son personas que esperan poder tener siempre el control de las cosas, y, como esto es imposible, tienen altos niveles de frustración y estrés.
Las personas que tienen este tipo de pensamiento consideran que toda experiencia nueva es peligrosa, y prefieren mantenerse en un contexto de relativa seguridad.
Sin embargo, según este psicólogo, cuanto más "rígida" es la mente más posibilidades hay de padecer enfermedades mentales.
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Mente líquida
Se trata de una mente indefinida y apática, que no es capaz de reconocerse a sí misma. Es una mente que se escapa, que no tiene visión propia, que siempre toma la forma del recipiente que la contiene.
Quienes tienen una mente líquida se dejan llevar por las modas, y nunca tienen una opinión formada de las cosas.
Son cambiantes, pero no en el buen sentido: no saben dónde están parados y por eso sólo se miden en relación al entorno.
Es decir: la mente líquida pone todo el control fuera de sí, y por eso tiene a ser trivial.
Mente flexible
La mente flexible, en cambio, es curiosa y creativa. Quienes poseen este tipo de mente disfrutan el movimiento y explorar nuevas posibilidades.
A diferencia de la mente líquida, quienes poseen una mente flexible tienen principios claros y creencias profundas. Sin embargo, no son rígidos: están dispuestos a escuchar a otros y ponerse a prueba.
Si descubren que las cosas no son como pensaban, están dispuestos a cambiar de opinión.
Como no se aferran a lo imposible, quienes poseen este tipo de enfoque mental padecen menos estrés. Dejan que las cosas fluyan y eso los ayuda a sentirse bien consigo mismos y con el entorno.
Lo mejor de las personas con mente flexible es que son capaces de vivir en paz consigo mismos, y eso les permite llevar una vida plena.
Cómo tener una mente más flexible
Si después de leer esto consideras que tienes tendencia a tener una mente rígida o líquida, y te gustaría estar más cerca de una flexible, hay varias cosas que puedes hacer:
- Entrenar la curiosidad y proponerte investigar sobre temas que te interesan pero de los que poco conoces.
- Probar cosas nuevas y salir de tu zona de confort.
- Ser espontáneo y animarte a dar tus propios argumentos.
- Potenciar el sentido del humor.
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No te preocupes: no hay mentes malas y mentes buenas, simplemente hay maneras de ver las cosas que te ayudan a caminar el mundo con más confianza y tranquilidad.
Mientras te sientas bien y seguro de ti mismo… ¡Sigue adelante!
Entonces... ¿Qué tipo de mente tienes?