El tema de los plásticos no es algo para tomar a la ligera. Desde 1950 hasta hoy hemos producido, según los cálculos científicos, alrededor de 8 millones de toneladas métricas de plástico; y si todo sigue como hasta ahora se calcula que para el 2050 tendremos 12 millones de toneladas métricas de plásticos en el ambiente (en océanos, vertederos, agua dulce y ecosistemas terrestres); cada una de las cuales seguirá "viva", por lo menos, 500 años más en el ambiente. Si pensamos además que el 90% de ese material es derivado del petróleo, el impacto ambiental se multiplica.
En el caso de México, la situación no es una excepción a la regla: en el país se generan alrededor de 700 mil toneladas de plásticos por año, de las que se reutiliza el 50%.
Teniendo ésta como motivación para la búsqueda de soluciones, un grupo de investigadoras de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Amelia Farrés y Carolina Peña, diseñó un método que permitiría degradar plásticos en apenas 15 días.
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En el procedimiento se recurre a la biotecnología, mediante un tipo de enzimas recombinantes producidas artificialmente (llamadas cutinasas). Lo que descubrieron las investigadoras fue que al aislar los genes de un hongo frecuente en suelos y frutas (Aspergillus nidulans) e introducirlo en la levadura Pichia pastoris, obtenían un organismo hospedero muy utilizado para la producción de proteínas recombinantes. Luego, la enzima actúa, como lo haría en la naturaleza con otros poliésters, rompiendo los enlaces del poliéster llamado PET (tereftalato de polietileno).
Además, según se señaló, estas enzimas producen reacciones químicas a temperatura ambiente, es decir, en condiciones más suaves y amigables con el medio que otros tratamientos de los desechos plásticos, como el térmico. Por eso, el tratamiento es no contaminante, y al mismo tiempo más económico.
Durante la investigación se encontró además que las enzimas son capaces de desintegrar cuatro tipos de poliésteres, entre ellos el PET, y otros más, con porcentajes mayores al 90 por ciento.
Desde el área de Innovación y Desarrollo de la Universidad señalaron la intención de escalar el proyecto, y de llevarlo del laboratorio a la industria. De funcionar a nivel macro podría representar una gran ayuda para los desechos plásticos con los que no solo nosotros convivimos, sino también las próximas generaciones.
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