Desde que Donald Trump asumió el gobierno de Estados Unidos el pasado 20 de enero, ha tomado una serie de medidas que afectan no solo a los ciudadanos estadounidenses, sino al resto del mundo. Pero el gobierno de Trump podría influir no solo en las personas: sino también en los animales.
Éste es el caso del muro de 3.152 kilómetros que el mandatario ya autorizó a construir en la frontera entre Estados Unidos y México, con un decreto firmado el 25 de enero.
Los antecedentes, como el cerco que ya se encuentra en el estado de Arizona y en parte de la frontera, con una extensión de 1.100 kilómetros, han demostrado ser inútiles para frenar la inmigración ilegal. Pero sí han impedido la migración de cientos de especies animales que no distinguen fronteras y necesitan desplazarse libremente por su hábitat para sobrevivir. Pumas, pecaríes, venados y ocelotes caminan actualmente sin rumbo bordeando el muro, y se regresan cuando no encuentran la forma de pasarlo para encontrar alimento, agua o un lugar donde dar a luz a sus crías.
Según explican los expertos, en la región viven más de 800 especies de vertebrados (aves, reptiles y mamíferos) que se verían perjudicadas por el muro. Algunas de estas especies podrían desaparecer en menos de dos años si el muro se construyera.
En primer lugar, la construcción perjudicaría a las especies migratorias (incluso a las más de 108 especies de aves, porque no todas podrían volar tan alto como para superar la altura del muro), que no podrían desplazarse en las épocas en las que necesitan migrar.
Otras especies, si bien no migran, también quedarían en peligro porque sus poblaciones quedarían divididas en dos. El berrendo de sonora, por ejemplo, que ya se encuentra en peligro de extinción, podría desaparecer en pocos meses si su ya pequeña población quedara reducida a dos poblaciones minúsculas. La reproducción del animal sería afectada y eso sería fatal.
Trece hábitats quedarán partidos a la mitad, afectando a las poblaciones del jaguar, el lobo gris, el manatí antillado, las tortugas verdes, e incluso el águila calva, símbolo nacional de la Unión Norteamericana.
En conclusión, el muro tendrá un impacto negativo en la migración, dispersión e intercambio genético de las especies de la zona.
Eso significa que los animales tendrán problemas para desplazarse en busca de alimento y espacios seguros para reproducirse; para encontrar parejas y tener crías; y, a la larga, que las poblaciones serán menos saludables, ya que hay más posibilidades, por ejemplo, de que una mutación negativa o enfermedad se propague en una población muy pequeña, que en una del doble de tamaño.
Una de las primeras especies en desaparecer podría ser la liebre de flancos blancos, que en Estados Unidos existe en un solo lugar cercano a la frontera: es posible que no sobreviviera más que un año en presencia del muro.
¡Que las decisiones de los humanos dejen de afectar a los animales!