El gobierno de Donald Trump revocó formalmente un programa creado por su predecesor Barack Obama que protegía de la deportación a los inmigrantes que fueran padres de ciudadanos estadounidenses o de residentes legales.
Si bien el programa, creado en 2014, nunca había entrado completamente en vigor, era un amparo para inmigrantes jóvenes que habían tenido hijos en Estados Unidos. Revocarlo había sido una de las promesas de campaña de Trump.
La intención del ahora revocado programa DAPA (Acción diferida para padres de estadounidenses y residentes legales) era mantener a salvo a los inmigrantes cuyos hijos fueran ciudadanos estadounidenses, y proveerles permisos de trabajo renovables por dos años. Sin embargo, un juez federal de Texas había bloqueado su aplicación luego de que 26 estados lo consideraran ilegal.
Para los republicanos, Obama estaba sobrepasando su autoridad al proteger a ciertos inmigrantes que vivían en el país ilegalmente.
Por otra parte, Trump decidió no deportar por el momento a otro gran grupo de jóvenes inmigrantes: los llamados "dreamers" (soñadores), que son aquellos extranjeros que llegaron a Estados Unidos con sus padres cuando eran muy pequeños. Estos jóvenes están protegidos por un programa llamado DACA (Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) que les brinda permisos de trabajo renovables por tres años.
Aunque Donald Trump había prometido deportarlos, por el momento no lo hará, y sus permisos de trabajo podrán ser renovados en septiembre. Hasta el 31 de marzo de este año, unos 787.000 jóvenes fueron aprobados por ese programa y recibieron sus permisos laborales. A diferencia del DAPA, el DACA no había sido bloqueado judicialmente, y por eso sí había podido comenzar a aplicarse.