Después de 78 años, y del seguimiento de 724 participantes, un estudio de Harvard ha revelado el verdadero secreto de la felicidad. Y aunque muchos lo intuíamos, ahora tenemos la certeza: no tiene que ver ni con la fama ni con el dinero.
El estudio comenzó en 1938, y siguió, por un lado, a 268 estudiantes de (entonces) segundo año de Harvard. Por otra parte, se estudió a 456 estudiantes de 16 años de una de las zonas más desfavorecidas de Boston allá por la década del 30.
Por décadas, los investigadores siguieron a esas personas, viendo cómo evolucionaban sus vidas, y haciéndoles cuestionarios, exámenes médicos y entrevistas.
Después de todos esos años se llegó a una conclusión, que Robert Waldinger, cuarto director del estudio, explicó claramente.
El secreto de la felicidad está en las buenas relaciones.
Esta conclusión categórica tiene tres aristas:
1. Estar conectado
Las personas más conectadas socialmente con familia, amigos y con su comunidad son más felices que las que no lo hacen.
Mientras que las conexiones sociales son buenas para nosotros, la soledad nos daña. Por eso, las personas con relaciones sólidas no sólo están más contentas.
También se encuentran físicamente más saludables y viven más tiempo que las personas que se encuentran solas en el mundo.
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2. Calidad vs. cantidad
Waldinger explica que estar conectado socialmente no significa tener ese famoso “millón de amigos”.
La actualidad, especialmente a través de las redes sociales, nos hace creer que es necesario tener muchos amigos, conocidos, contactos, colegas. Que cuanto más, mejor. Pero este estudio revela que no es así.
No se trata de la cantidad de relaciones, sino de la calidad de las mismas. Construir vínculos sólidos, duraderos y profundos lleva tiempo, pero es la llave para una vida más feliz.
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3. Cuerpo y mente
Las buenas relaciones son buenas para el cuerpo y para la mente. En lo físico porque, como dijimos, las personas con buenas relaciones viven más tiempo y se mantienen saludables.
La mente parece funcionar mejor también en personas con relaciones sólidas. Cuando alguien construye relaciones en las que puede contar con la otra persona, los recuerdos permanecen arraigados por más tiempo.
En cambio, aquellos que tienen relaciones superficiales experimentan un declive más rápido de la memoria.
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Sabiendo esto, la gran pregunta es:
¿Vale la pena perder tiempo tratando de alcanzar la gloria, y descuidar en el camino a nuestros seres queridos?