La sustentabilidad parece ser un tema tan grande que es difícil pensar cómo se aplica en el día a día. La definición más conocida, formulada por la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo de las Naciones Unidas, señala que: “El Desarrollo sustentable es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Pero esto, ¿qué implica en realidad?
Sustentabilidad es, sobre todo, un estilo de vida. Una manera de entender el mundo, las relaciones con los demás y con uno mismo para generar un cambio. La buena noticia es que cada vez son más las personas que están queriendo modificar sus hábitos, y el camino las encuentra a cada paso.
Éste es el caso de Silvia Reniero y Claudio Frías, una pareja de maestros que se encontraron, se enamoraron y comparten día a día la sustentabilidad en su propia casa, y en su propia relación.
Ellos se mudaron juntos al paraje Agua Linda, en Salta, Argentina. Allí, sin servicio de agua, cloacas ni gas, comenzaron juntos desde 0 a hacer las cosas como realmente querían.
La búsqueda de soluciones para satisfacer sus necesidades los fue llevando a investigar y encontrar formas alternativas para responder a ellas.
Lo primero que hicieron fue crear un sistema para separar las aguas grises (jabonosas) para tratarlas y reutilizarlas en riego, de las aguas negras cloacales. Estas últimas tienen, a su vez, otro tratamiento que implica mandar bajo tierra los residuos sólidos, y el agua, en cambio, se infiltra en la tierra para no contaminar las napas.
"La intención es no contaminar las napas con pozos ciegos, y separar las aguas grises de las negras son tratamientos fáciles de hacer. Todas las familias se podrían juntar para trabajar en estos procesos", explicó Claudio.
Por otro lado, para abastecerse de gas para cocinar y calentar agua para bañarse, y para reducir la cantidad de desechos que podrían generar, construyeron juntos un biodigestor y lo instalaron en su casa. ¿Qué es esto? Un contenedor dentro del cual se coloca materia orgánica (como desechos vegetales y frutales, o excrementos) que, en dilución con agua, y mediante la fermentación por acción de microorganismos, genera gas metano (biogás) y un subproducto liquido (biol), que además puede ser utilizado como fertilizante al ser rico en nitrógeno, fósforo y potasio.
El resultado fue tan bueno que Claudio quiere montar un proyecto de biodigestión en un colegio donde da clases. "La idea central del proyecto es lograr desde la escuela, en una primera etapa, abordar desde distintas asignaturas afines como biología, química, física, lengua, matemáticas, tecnología, el problema de la basura en la ciudad de Orán. Y aprender cómo, a través de ésta, podemos reciclarla para lograr energía, biogás en este caso, para calentar agua y habilitar la copa de leche para los alumnos", explicó. Para eso planea trabajar también con toda la comunidad que rodea el colegio para involucrarlos en el proyecto y que el biogás pueda ser una alternativa ecológica para todos.
La pareja también tiene una huerta y plantas frutales, y desean poder seguir avanzando para autoabastecerse por completo para que la sustentabilidad siga creciendo en su día a día.
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