Cuando los cosmonautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) se desplazan a más de 400 kilómetros de altura, son testigos de vistas exclusivas de nuestro planeta. Un ejemplo de esta visión única fue compartido por el Observatorio de la Tierra de la NASA a finales de octubre, revelando una imagen impresionante de las aguas de color marrón rojizo en el delta del río Betsiboka, en Madagascar, que desde la distancia se asemejan a las venas de un organismo vivo, transportando una especie de sangre planetaria.
Este fenómeno peculiar convierte al río más caudaloso de Madagascar, que desemboca en la bahía de Bombetoka, que a su vez desemboca en el canal de Mozambique, en uno de los deltas fluviales más notables del mundo, especialmente cuando se observa desde el espacio.
La Laguna Colorada en los Andes bolivianos
Sin embargo, esta no es la única región en el mundo que experimenta un fenómeno visualmente similar. Según la recopilación de la NASA, lugares como el Gran Lago Salado en Estados Unidos, el lago Aralsor en Kazajstán, e incluso en el altiplano desértico de los Andes bolivianos, específicamente en la Laguna Colorada, exhiben tonalidades oxidadas características de entornos hipersalinos.
En estas áreas, las aguas poco profundas se ven teñidas por la presencia de algas y otros microorganismos, creando paisajes igualmente impactantes a los observados en el delta del río Betsiboka en Madagascar.
La NASA explica que factores como la intensidad luminosa, el contenido de sal, los niveles de pH y la temperatura influyen en el crecimiento de las algas rojas en estos entornos particulares.
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Río Betsiboka: sedimentos ricos en hierro
En el caso específico del delta del río Betsiboka en Madagascar, su tonalidad roja se debe a la presencia de sedimentos ricos en hierro. Según la NASA, estos sedimentos pueden bloquear los cursos de agua en el entorno estuarino del delta, pero también tienen el potencial de formar nuevas islas colonizadas por manglares.
"A pesar de su color oxidado, estas arterias de agua son importantes para la biodiversidad. Las algas y otros microorganismos sirven de alimento vital a especies de aves vulnerables, como el flamenco andino en la Laguna Colorada. En el delta del río Betisboka, el estuario proporciona alimento, como pastos marinos, a la tortuga verde, en peligro de extinción, y al vulnerable dugongo, o vaca marina", según la NASA.
Fuente: DW.