La publicación NeuroImage recientemente reveló un estudio llamado “Comparativo fMRI meta-análisis de decisiones altruistas y estratégicas para dar” ha arrojado datos sorpresivos en cuanto a la amabilidad.
La investigación asegura que “la decisión de compartir es la piedra angular de cualquier sociedad cooperativa”. En esta función social actúan varios factores filosóficos que surgen de las profundidades de nuestro cerebro: la generosidad estratégica y el altruismo.
La solidaridad dádiva es inútil si se busca el beneficio propio. La generosidad que se hace con un objetivo o premio en mente es llamada “generosidad estratégica”, que busca fundamentalmente algo a cambio de un acto generoso. Por otra parte, el altruismo puro, que se apoya en la amabilidad, no es tan conveniente para el que desea algo más que solo hacer el bien, pero actúa positivamente en nuestro interior.
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En el estudio se analizaron las zonas del cerebro que se activan al ejecutar determinadas acciones, y se comprobó que el cerebro responde de manera distinta según sea el fundamento de las decisiones que la persona toma.
El estudio concretó que, en caso de ser una persona altruista, se estimularán ciertas áreas cerebrales que jamás se podrían alcanzar si se opta por actitudes estratégicas (obtener algo a cambio de la amabilidad), o de puro beneficio propio.
Algunas conclusiones que surgieron del estudio fueron que: las acciones altruistas estimulan la corteza cingulada anterior subgenual activada. La corteza preforntal ventromedial participan de manera consciente durante las decisiones generosas y el procesamiento a través de un eje posterior diferencia el contexto altruista del estratégico.
La corteza prefrontal ventromedial posterior se utilizó preferentemente durante las decisiones altruistas. Adicionalmente, las regiones del “cerebro social” mostraron distintos patrones de actividad entre los tipos de elección.
Si traducimos todo esto al español, este estudio demuestra científicamente que ser amables nos vuelve más inteligentes, estimula nuestros cerebros, y además potencia ciertas regiones cerebrales que de otra manera permanecerían inactivas.
Así que el altruismo y la generosidad no solo nos hacen sentir bien por el hecho de hacer una buena acción sin ningún interés a cambio, sino que de hecho son muy buenas para la salud y actividad de nuestro cerebro.
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