Cuanto más te disfraces, más te parecerás a ti mismo
¿Qué tanto nos conocemos? Nos hemos entregado a minúsculas reflexiones acerca de lo que realmente aportamos a la existencia, a lo que representamos para los demás y cómo podemos mejorar (si es que se puede) aunque sea un poco este lugar que llamamos hogar.
Personas como José Saramago realmente se entregaron a ese tipo de cuestiones. Sus historias son una verdadera montaña rusa en la que la narrativa confusa nos hace pensar acerca de lo que significa ser humano. Egoísmo, amor, venganza, curiosidad; todo lo que nos motiva y moviliza se encuentra en las páginas de uno de los escritores portugueses más reconocidos de la historia.
“Creo que nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”.
“Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo personal”.
“La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva”.
“El éxito a toda costa nos hace peor que animales”.
“Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado. El mejor arrepentimiento es sencillamente cambiar”.
“Siempre acabamos llegando a donde nos esperan”.
“Ahora no hay duda de que la búsqueda incondicional del triunfo personal implica la soledad profunda. Esa soledad del agua que no se mueve”.
“No creo en Dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos, estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo”.
“Quien va a morir está ya muerto y no lo sabe”.
“Entraré en la nada y me disolveré en ella”.
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“El viaje no termina jamás. Solo los viajeros terminan. Y también ellos pueden subsistir en memoria, en recuerdo, en narración… el objetivo de un viaje es solo el inicio de otro viaje”.
“La mejor manera de defender los secretos propios es respetando los ajenos”.
“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos; sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”.
“¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a Marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?”
“No he sentido jamás la necesidad de un triunfo, la necesidad de tener una carrera, la necesidad de ser reconocido, la necesidad de ser aplaudido, no lo he sentido jamás en mi vida. No he hecho en cada momento nada más que lo que tenía que hacer y las consecuencias han sido estas, podrían haber sido otras”.
José Saramago nació en Azinhaga, Portugal, en 1922. La literatura llenó su vida y aunque publicó algunos libros en su juventud, después pasó cerca de tres décadas en silencio porque “no tenía nada que decir”. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1998 y murió en 2010, dejando un hueco en el mundo de las letras que nadie podrá llenar jamás.